El párroco de San Martín de Castañeda, José Antonio de la Fuente, recibió una grata sorpresa de sus feligreses con la conmemoración de sus bodas de plata como sacerdote, en una misa concelebrada en la iglesia de Santa María de San Martín de Castañeda. El párroco se encontró con el templo engalanado de flores y una alfombra con el adorno floral que dibujaba sus veinticinco años de sacerdocio. José Antonio de La Fuente concelebró la misa con los párrocos de Sotillo, Miguel Ángel Fernández; de Trefacio, Juan Manuel Vime, y el sacerdote descendiente de Vigo, Luis Zurrón. Compañeros de templo que tampoco esperaba en una misa que se planteaba como un oficio dominical más de la jornada.

El párroco de San Martín se mostró sorprendido y agradecido por este recibimiento, que comenzó con unas palabras de una de las vecinas en nombre de toda la parroquia para agradecer su esfuerzo y su labor pastoral, incluso a veces con la incomprensión de los propios feligreses. Palabras a la que el homenajeado respondió con "que en estos 25 años mi presencia haya sido edificante y en adelante cumplir lo que Dios disponga, hacer lo que Él nos diga de la mano de la Santísima Virgen". El sacerdote Luis Zurrón reconfortó con sus palabras de agradecimiento al párroco y le animó "a llenar de generosidad tu vida para que puedas entregarla a los demás", en su camino de "entrega y servicio a los demás" a los que compromete la vocación sacerdotal. De la Fuente también respondió a estas palabras para recordar que fue feliz en la fábrica de Valladolid -donde trabajaba antes de sentir la vocación sacerdotal- en el seminario y como sacerdote, aunque actualmente vive "unos momentos de prueba y difíciles, aunque la Virgen nunca me ha dejado". Hubo palabras de agradecimiento para los vecinos para "que me tengáis presente en vuestra oración", también hubo recuerdo entrañable para el resto de los párrocos, y especialmente para Juan Manuel Vime "que me dobla en años, cumple 50 años de sacerdote". En el momento de las ofrendas uno de los niños entregó un rosario y una de las vecinas un par de zapatos para seguir el camino y no olvidar de mantener los pies en la tierra.