La villa de Tábara ha afrontado en los últimos días las obras de restauración y recuperación de la tradicional "Fuente de la Cañada", una de las más populares de la localidad que ha vivido y sufrido diferentes avatares a lo largo de su ya larga y dilatada historia.

En su inicios la fuente estuvo ubicada en la Plaza Mayor, hasta que hace unos 75 años, allá por 1960, en la primera gran remodelación del ágora de la cuna de León Felipe, se desmontó y fue reubicada en la periférica y espaciosa calle de "La Cañada". Allí ha prestado y sigue prestando aún hoy sus servicios. Junto a ella hay uno de los antiguos pilones que antaño existían en todos los pueblos para abrevar el ganado doméstico.

La fuente está coronada por una piedras labradas que con el paso del tiempo habían ido perdiendo su lustre. Por este motivo se desmontaron con vistas a limpiarlas y restaurarlas adecuadamente. Su nueva imagen demuestra que se ha realizado un esmerado trabajo en ellas. Operario de "Excavaciones Peña" y del Ayuntamiento han procedido a devolverlas a su lugar y allí lucen para cuantos vecinos y visitantes que se acerquen a la fuente para saciar la sed.

Los pueblos de Aliste, Tábara y Alba contaron antaño con alguna fuente donde las familias acudían a abastecerse de agua utilizando los tradicionales cantos y barrilas hechas con arte y maestría por las artesanas alfareras de Moveros. Vendedoras ambulantes como la "Ti Anica" se encargaban luego de ir vendiéndolas pueblo a pueblo o acudiendo a las principales ferias como las de Losacio, Gallegos del Río o San Vitero. La llegada a partir de los años setenta del siglo XX del abastecimiento domiciliario de agua y sus comodidades condenaron al olvido y a la ruina y extinción a muchas fuentes, algunas auténtica obras de arte, caídas en desgracia.

La villa de Tábara es paso obligado de los peregrinos que utilizan el "Camino Sanabrés" de la Ruta de la Plata para ir desde Sevilla hasta la catedral de Santiago de Compostela por lo cual los acuíferos son imprescindibles para los caminantes que quieren saciar su sed. La Fuente de la Cañada ha vuelto a recuperar sus cometidos y su esplendor.