"La gente joven de hoy día todavía no entiende que pasara esto, que se matara a tantas personas en Moraleja del Vino ni tampoco que hasta ahora no se les haya reconocido". Quien así hablaba era un emocionado Guillermo Freire, alcalde de la localidad, encargado de inaugurar el acto de reconocimiento que se celebraba ayer en el cementerio de esta localidad en honor a las 29 personas asesinadas durante los años la Guerra Civil (1936-1939). "Cuando se tiene un recuerdo de alguien, no se olvida, y por la memoria de los muertos ha trabajado la concejala de Izquierda Unida Isabel Alonso Ramos, y gracias a ella hoy estamos aquí reunidos".

Y es que el sentido memorándum reunió a familiares de los fallecidos llegados de diferentes puntos de España: Valladolid, Barcelona o Vigo.

"No hicieron ningún mal a nadie, eran gente obrera, trabajadores que militaban en Juventudes Socialistas y que asesinaron al principio de la contienda militar tras el alzamiento del 18 de julio", explicaban familiares directos de Alfonso Alonso, su hermano Isidro, o Ángela Alonso, a quien mataron con 21 años, y es la única mujer que figura en el listado del monolito que se ha colocado en la entrada del cementerio.

La placa, sobre la que se han escrito los nombres de los represaliados ha sido realizada por un vecino del municipio, Ángel Vicente, quien fue asimismo el autor de los monolitos que rinden homenaje al escultor Eduardo Barrón, nacido en Moraleja del Vino y a la profesora republicana Justa Freire. El mural de 1,90x1,05 metros ha sido montado a mano con azulejos de 25x40 centímetros cada uno.

Gregorio Delgado, Marcelino Martín, Ramón López, Andrés Jambrina, Isidro Alonso, Agustín Cantarín, Julián Cantarín, Emilio Diéguez Fernández, Emilio Diéguez, Víctor Gómez, Benigno Jambrina, Manuel Riego, Facundo González, León Domínguez, Wenceslao Ledesma, Bernardino Domínguez, José Nieto, Francisco Martín, Ángel Martín, Ángela Alonso, Vicente Gómez, Bernardo Perucho, Leoncio González, Adolfo Alonso, Valentín Castaño, José García, Alfonso Alonso, Genaro Herrera y Ezequiel López, quien fuera alcalde socialista durante la República, son los nombres que ya tienen su sitio para el recuerdo en el cementerio de Moraleja del Vino. "Ya era hora de que pudiéramos volver a reencontrarnos y que de nuestros muertos tuvieran memoria" aseguraba una de las asistentas, que elogió y mostró gratitud hacia el alcalde de Moraleja, Guillermo Freire, por hacer realidad una de las principales demandas de la concejala de Izquierda Unida, Isabel Alonso, quien con ahínco ha trabajado por rescatar del olvido y del silencio a los represaliados del franquismo que fueron arrancados de la vida por defender la justicia y la libertad. No en vano, a ella le toco de lleno, con la perdida de cuatro familiares. " Nuestra obligación es mantener viva la memoria".