La población de Muga de Sayago celebró ayer la tradicional romería de Fernandiel en una jornada compartida con el homenaje rendido al que fuera sacerdote durante casi sesenta años José Luis Gutiérrez, creador además del instituto de enseñanza de Muga, donde se han formado miles de alumnos y que ha dado al pueblo un renombre y un pulsión desconocida en otras localidades del medio rural.

En su reconocimiento le fue dedicado un monolito coronado con un busto de granito, valorado todo ello en 8.000 euros. El pedestal con la figura del párroco, instalado en el exterior de la entrada al centro académico, ha sido realizado "en contra del homenajeado", que nunca ha sido amigo de estos reconocimientos. "Los hicimos pasando por encima de él, y lo llevamos adelante en colaboración con la gente" expresó ayer el alcalde del municipio, Martín Domingo Fontanillo.

José Luis Gutiérrez, que el pasado 9 de marzo cumplió 88 años, es un hombre ya incapacitado pero que sigue dejándose ver, debidamente acompañado. Ayer mismo apenas si articulaba alguna frase pero asistió como un romero más a la ermita de Fernandiel, donde estuvo acompañado por sus hermanas Carmen y Rosario Gutiérrez.

La jornada se inició hacia las 13.00 horas con la tradicional romería, que en esta ocasión ofreció un aspecto inusitado porque se procesionó "sin Virgen, ni Cristo ni nada", por decirlo en expresión de una romera. Solamente marchó la juventud hacia la ermita de Fernandiel, con dos pendones llevados buena parte del camino al hombro, como el que lleva una herramienta de labor, y bastantes metros detrás lo hizo un grupo de mujeres cantando salves y salmos. En esta ocasión quedó sin desfilar la Virgen de del Amor Hermoso, o también llamada Virgen de las Mozas, una talla del imaginero coresino Ramón Álvarez que está en la niña de los ojos de la población.

Durante el recorrido sonaron una y otra vez los bombazos de los cohetes. Ya próximos a la ermita salió a recibir la comitiva otro grupo de personas con un pequeño Cristo y dos varas, para hacer la entrada todos hermanados. A la ermita se acercó el sacerdote José Luis Gutiérrez, que fue saludado por unos y otros. En su interior fue cantada una Salve con enorme devoción.

Como es habitual, los romeros aprovecharon el soleado día para disfrutar de una comida campera en los ámbitos del pequeño templo, llamativo por las pinturas dibujadas en sus pareces y que adornan como murales todo su interior. También llaman la atención los exvotos que permanece colgados en una de las paredes.

La romería siguió su curso hacia las 17.00 horas con el traslado de la Virgen de la Asunción hacia la iglesia parroquial, donde se celebró la Santa Misa oficiada por el obispo de la Diócesis de Zamora, Gregorio Martínez. Fue un acto donde estuvo presente en todo momento la figura del sacerdote y gran educador José Luis Gutiérrez, cuya labor en pro de la enseñanza de los jóvenes se resalta como uno de los valores que ha situado a Muga de Sayago por encima de otros muchos pueblos.

José Pascual exalumno de Gutiérrez, señalaba que el sacerdote homenajeado nada más llegar a Muga, el 25 de septiembre de 1957, "enseguida empezó a empatizar con los jóvenes y a crear grupos para formarlos". El propio Pascual dio clases de gimnasia en una parcela, donde luego se levantó el instituto, "y que era un terreno encharcado". Como José Pascual, otros muchos alumnos prosperaron luego en la vida en el mundo de la enseñanza o en otros campos gracias a las inquietudes inculcadas por un hombre que llegó con una enorme vitalidad y que siempre mantuvo alto el espíritu para que los jóvenes del medio rural llegaran al máximo de sus posibilidades.

Tras los oficios religiosos se procedió a celebrar el homenaje y a descubrir el busto de José Luis Gutiérrez. Un monolito realizado por Mármoles y Granitos Albersa, de Morales del Vino. El autor, Ignacio Miguel, señaló que el monolito "pesa 1.800 kilos y está realizado en granito amarillo y granito negro". No faltaron las miradas inquisitivas de algunos vecinos para decir su parecer sobre las semejanzas entre la talla y la realidad.

Un grupo de exalumnos dedicó al párroco y profesor unas emotivas palabras y cantaron con total entrega para, de este modo, dejar constancia del fruto que sembró una persona a quien también el canto le interesaba. Todos recuerdan el carácter enérgico, pero de gran humanismo, que posee José Luis Gutiérrez. No en vano era hijo de un militar. El homenajeado escogió en su caso la vida apostólica y la académica. Ayer fue arropado por la Diócesis, alumnos y pueblo de Muga.