Carlos Lacasta Dutoit, director de la finca experimental "La Higueruela" de Toledo -donde se encuentra un Centro de Ciencias Medioambientales del CSIC-, investiga desde hace más de 25 años los costes y rendimientos de las tierras con escasa pluviometría. El ingeniero agrónomo sostiene que en España no compensa el uso de fertilizantes químicos porque nunca será rentable y por ello defiende la agricultura ecológica con sus ventajas para el medio ambiente.

-Con una trayectoria de más de 25 años investigando y apostando por la agricultura ecológica, ¿ha calado el mensaje, se va implantando este sistema?

-Creo que según va pasando el tiempo y los costes van aumentando cada vez más se van implantando alternativas a la agricultura convencional. En estos momentos, como los costes no dejan de subir, los insumos son muy altos y el precio del cereal se mantiene sin esperanza de que pueda subir más, entonces el agricultor se lo empieza a plantear.

-Esa transformación ha viene entonces más de la mano de los precios que de la propia conciencia medioambiental.

-Por supuesto, pero es como todo. No se produce el cambio hasta que no tienes la angustia. Si conozco el procedimiento y me va bien, para qué voy a cambiar. Por eso, estos momentos de crisis son los que sirven para parar y empezar a pensar.

-La crisis, por desgracia, ya lleva varios años; ¿ha tenido la misma progresión el cultivo en ecológico en España?

-No, es ahora cuando realmente el agricultor se está dando cuenta. Por ejemplo, en la finca "La Higueruela" la persona que nos cosecha dice que ya lo tiene claro, que se va a pasar; ve la diferencia. Nosotros no hacemos solo agricultura ecológica, es una finca experimental con agricultura de conservación, convencional y ecológica. Entonces la persona que va allí ve que ésta produce, que funciona sin aplicar ningún fertilizante ni agroquímico. Incluso lo que más le llama la atención es que donde hay hierbas es en la agricultura convencional, que utiliza herbicida. En cambio en la ecológica no tenemos hierba.

-Usted sostiene que España reúne las condiciones para un cultivo en ecológico, ¿por qué?

-Es en nuestros ambientes mediterráneos donde nace la agricultura porque tenemos un clima cambiante que permite acumular nutrientes, que haya actividad biológica en los suelos. La vida se basa fundamentalmente en los cuatro elementos que ya decían los griegos: la energía, que sería el carbono, la temperatura, el agua y el aire. En los países del norte, donde ha sido tan eficiente la revolución verde, la aplicación de herbicidas y agroquímicos ha aumentado la productividad; sin embargo en los climas mediterráneos es poco eficiente.

-Y nos empeñamos en producir como en el norte, no tiene lógica entonces...

-Es que fue aquí donde nació la agricultura, los romanos no tenían el granero en el norte, lo tenían aquí, donde era posible producir. La diferencia que hay con la agricultura del norte es que ellos necesitan introducir energía en el sistema, tienen mucha agua, no hay reciclado y la acumulación de materia orgánica es más alta. Es nuestras tierras mediterráneas esa energía que está en el sistema y que introducimos con los residuos, está siendo utilizada por los organismos y esos son los que se encargan de alimentar a las plantas. Tenemos que volver otra vez a lo que es el suelo. Sin embargo en los estudios agrarios la ciencia del suelo ha quedado como una asignatura casi marginal; se toma el suelo como algo que soporta las plantas, inerte y es algo muy vivo.

-Uno de los caballos de batallas de la agricultura ecológica es atribuida falta de rentabilidad, que usted niega de plano.

-Es que la falta de rentabilidad está en la agricultura convencional. El agricultor se tiene que preguntar cuántos kilos me cuesta fertilizar, cuántos me cuesta utilizar agroquímicos en general. Si hace las cuentas y produce tres mil kilos, posiblemente la mitad se va en pagar agroquímicos. En cambio si no los utilizo, aunque produjera la mitad estaría produciendo lo mismo. No solo eso. En agricultura ecológica puedo tener una disminución de cosecha de un diez a un veinte por ciento dependiendo del suelo, o sea el kilo de cereal en ecológico me sale más barato que un kilo de cereal en convencional. Y además tengo la ventaja que ese cereal ecológico no lo tienen en Europa mientras que en el convencional tienes que competir.

-Aún con los datos en la mano sigue siendo un tipo de producción minoritaria en España.

-Es que la agricultura ecológica necesita más conocimiento. En convencional todo se maneja de la misma manera, da igual el suelo que tengas y el tipo de labor que hagas porque todo lo enmascara la fertilización y los agroquímicos. Pero en la ecológica sí necesitas tener un conocimiento porque hay que gestionar el suelo para no tener hierbas, para conseguir nutrientes. En otras palabras, la convencional no necesita conocimientos, y de hecho vamos hacia ello cada vez más. Piensa en los tractores autoguiados, en el GPS, al final no va a tomar decisiones el agricultor sino la máquina. En cambio en la ecológica tienes que estar continuamente aprendiendo porque el sistema te va a ir enseñando.

-Entonces tiene mucho de ciencia y de investigación, de ahí quizá la marginalidad...

-La agricultura ecológica en principio no es algo que se pueda asociar a una situación marginal, se basa en el conocimiento científico. Pero es que durante años hemos aprendido un montón de cómo funciona el suelo, cómo funcionan las interrelaciones. Hemos aprendido por ejemplo que un organismo funciona siempre que tenga un objetivo, un sentido. Hemos considerado que todos esos microorganismos que viven en el suelo necesitan energía para vivir, pues si le quito esa función pues deja de tener sentido.