La responsable del Área de Arte y Cultura de la Fundación Iberdrola, Carmen Recio, aseguró que la intervención realizada en la iglesia de San Pedro de la Nave supone "el broche de oro para el Plan Románico Atlántico", y calificó de "magnífica" la colaboración público-privada imperante para sacar adelante el Plan. En su criterio "esta colaboración es ejemplo para otros proyectos". "Hemos cumplido las expectativas y terminado diez de los once templos previstos" indicó. Recio señaló que "San Pedro de la Nave es un proyecto es muy singular porque, más allá de ser un proyecto de restauración del patrimonio, su fin último es el desarrollo local y mejorar la calidad de vida de las personas".

Entre los elementos singulares de la intervención destacó "la innovación de recoger la eficiencia energética en su máxima expresión". "La iluminación de esta iglesia se ha conseguido con solo 91 vatios. Simplemente con una bombilla de cien vatios, que teníamos hace poco en las casas, se ha conseguido iluminar la iglesia" aseguró Carmen Recio, que añadió que "posiblemente San Pedro de la Nave sea la intervención más importante de todo el Plan". El presupuesto rondó los 500.000 euros, el mayor de todas las intervenciones, seguido por San Martín de Castañeda.

El arquitecto de la Fundación Santa María la Real, Jesús Castillo, resaltó que San Pedro de la Nave "es uno de los mejores ejemplos de arquitectura visigoda de toda España", y reparó en un pasado "que no solo tiene ver con el propio progreso del país en un momento muy importante, de los años 20 del pasado siglo, también por su conexión con la compañía hidroeléctrica Saltos del Duero y porque cuando la presa de Ricobayo se puso en marcha existió "un rico debate en torno al progreso y a la defensa del patrimonio", decidiéndose por el traslado piedra a piedra. "Esto hace que se produzca un hito importante en la historia no solo por el traslado del edifico al emplazamiento actual sino porque además se restaura" dijo.

Castillo recalcó que "hoy podemos hablar de que el Plan Románico Atlántico ha supuesto un hito muy importante en la historia de la restauración porque el Plan interviene en un territorio y el patrimonio es una activo de este territorio y debe estar en perfecto orden de estado, y la restauración también debe servir de motor para el desarrollo de la zona".

"Lo que se ha hecho a simple vista en muy poco, lo que se ha hecho es quitar muchas cosas" afirmó. También apuntó que "la visita estaba un poco desorganizada y no profesionalizada, como se merecía el monumento". Respecto a las actuaciones precisó que "se ha intentado atajar los problemas de humedades, tanto en cubierta como en el suelo, y crear un sistema de drenaje perimetral para evitar las humedades en los muros". Igualmente "se han retirado los elementos que distorsionaban el edificio, que ha sido posible gracias a la disposición de un centro de recepción de visitantes que permite profesionalizar la visita al templo y llenarla de contenido".

En común con otros templos del Románico Atlántico se ha dotado a San Pedro de la Nave de luz eléctrica "con un sistema novedoso e innovador", que solo precisa "de poca potencia y no tener ningún cable porque no se podía tocar nada en unos muros tratados con tanto cariño por Gómez Moreno y Alejandro Ferrant" al decir de Castillo. Es un reto conseguido "con trece iluminarias de siete vatios cada lámpara iluminar el templo, sin instalar interruptores ni enchufes porque se opera con mando a distancia".

La innovación en la gestión de los edificios intervenidos a través del Plan Románico Atlántico, es otro aspecto destacado por Jesús Castillo. La gestión es realizada mediante el sistema MHS (Sistema de Monitorización del Patrimonio), desarrollado por la Fundación Santa María la Real, y que, según el arquitecto, "permite saber realmente si hemos acertado o no con las soluciones técnicas adoptadas. Ahora mismo sabemos la temperatura y la humedad del edificio gracias a la disposición de una veintena de sensores que pasan desapercibidos, pero que permiten saber y tener controlado lo que hemos hecho y la vida útil del edificio" .

El presidente de la Fundación Santamaría la Real Patrimonio Histórico, José María Pérez "Peridis" expresó ayer que "lo mejor de la iglesia es que parece que no ha habido restauración, y lo mejor del exterior es que hay un campo alrededor y que han quitado los hormigones y se ha hecho un espacio de acogida que también es religiosa". "Entras ahí y parece que estás, no en una sinagoga, pero sí en un espacio que invita al recogimiento. Creo que hay una confluencia entre un interior y un exterior de la iglesia histórico, con un gran peso, muy sobrio. Y un exterior que en medio está la naturaleza, que es también un espacio de culto y un espacio religioso. Se ha hecho con mucho gusto, con mucha gracia y con sensibilidad" expresó el arquitecto y polifacético Peridis.