La inauguración de la restauración de la iglesia visigótica de San Pedro de la Nave y la adecuación del entorno sacó ayer a una veintena de vecinos de El Campillo a la calle con la misma ilusión que un día de gran festividad. Juan José Luis vistió ayer de riguroso traje y corbata. Alababa la intervención y está convencido de que el pueblo, a partir de ahora, "se llenará de gente".

La presencia de lo más granado de la política, local, provincial y regional en el pueblo, con el presidente de la comunidad Juan Vicente Herrera a la cabeza, así como la flor y la nata de Iberdrola, con el presidente José Ignacio Sánchez Galán, sirvió a los vecinos para expresar su parecer sobre una actuación que aplauden, pero no a rabiar.

El vecindario mantiene su queja sobre la rampa de acceso al centro de recepción de visitantes, al bar que visitan todos los días y a la iglesia de San Pedro de la Nave, a la que asisten a los oficios religiosos. Señalan que "es demasiado estrecha y si encuentras a una persona con silla de ruedas ya no puedes pasar".

Pero especialmente critican que carece de iluminación "porque no se instaló una farola frente al acceso". "El otro día me pegué un golpe que casi me mato", manifestó Benjamín Rodrigo, que repara en que deben caminar en la oscuridad durante las horas de la noche que acuden a pasar un rato en el bar. Juan Vicente Herrera dicen que les manifestó, al exponerle el caso, "que es un problema que debe resolver el Ayuntamiento".

Retirada del cableado

También les ha dejado un malestar el derribo del antiguo bar, que consideran que podría haber tenido una finalidad, entre otras, "como velatorio". Igualmente dicen sentirse defraudados con la retirada del cableado en la zona, "aunque es una cuestión que no estorba".

En estos momentos El Campillo "cuenta con poco más de una docena de vecinos y no llegamos a los cuarenta habitantes". Sin embargo ninguno de ellos pudo presenciar la actuación musical protagonizada por alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático de Valladolid. Un pequeño concierto solo permitido a un grupo de privilegiados. "Es un protocolo indecente y medieval" protestaba indignado el alcalde de Montamarta, Rogelio Conde, uno de los que se quedó a la puerta con las ganas de escuchar a los jóvenes alumnos.

Malestar aparte, además de una jornada de puertas abiertas, los asistentes al acto inaugural compartieron un vino español, organizado sin mayor lujo pero surtido a base de productos locales y de la mesa casera. Era el momento de los corrillos, casi cada oveja con su pareja. Los presidentes de la Junta e Iberdrola compartiendo confidencias con Manuel Marín y el portugués Antonio Ponte. Y después los políticos zamoranos evitando mezclas inoportunas.

Ambiente político

Porque el ambiente político marcó igualmente la atmósfera inaugural. Por allí estaban los alcaldes de Almaraz, Montamarta y Fariza, todos socialistas por un lado. Del otro el de Muelas del Pan, Palacios del Pan y Fermoselle, en su flanco del PP. Y por otro lado los vecinos ocupando repartidos la carpa y observando no sin cierta curiosidad el animado ambiente dominado por encorbatados.

Hubo quien, como Miguel Ángel Mateos (Adeiza) aprovechó la presencia de Sánchez Galán para entregarle personalmente una carta exponiendo las "reivindicaciones económicas-sociales a Iberdrola por su deuda histórica con Zamora" y otra misiva a Juan Vicente Herrera donde expone que "ninguno de los grandes compromisos que la Junta tenía con Zamora se han cumplido".