"Ver esta iglesia es un dolor" afirma una vecina de Carbajales de la Encomienda ante la iglesia parroquial de San Jorge, en ruinas, tras batallar con su particular dragón: el paso del tiempo y la falta de dinero para su conservación. El estado del templo es motivo de gran preocupación entre los vecinos y más desde el traslado del retablo del siglo XVII a iglesia de Villamejil, en León, la pasada primavera, para evitar su destrucción total. Una decisión que el actual sacerdote comunicó en su momento a los parroquianos en el transcurso de una misa.

La fecha de cierre de la parroquia de San Jorge se pierde en la reciente memoria colectiva. Unos vecinos calculan que la última vez que se abrió el templo fue hace veinte años, y otros apuntan a unos 30. Se recuerda que el cura de entonces anunció que el templo se cerraba "por orden de Astorga", por el estado en que se encontraba. Desde entonces se recurrió a la ermita del centro del pueblo, en la calle La Iglesia, y el dinero que se pudo aportar se destinó a arreglar el tejado. Los vecinos recalcan que todos los vecinos colaboraron e incluso enviaron dinero los que vivían fuera. "1.000 pesetas, 5.000, 10.000... cada uno lo que pudo". También se intentó solicitar dinero al Obispado y a las instituciones, además de la aportación que pudieran hacer los vecinos, para arreglar el tejado de la parroquia, aunque solo fuera con unas uralitas y de forma provisional. Algunos vecinos se pronunciaron en contra del arreglo, relatan en el pueblo. Se llegó incluso a tirar parte de la techumbre para evitar que se cayera sobre el cementerio. De hecho una de las losas cayó y rompió una de las lápidas.

La parroquia enfiló su fin. "Ahora es muy tarde" afirma el párroco, Alfonso Prieto, que se hizo cargo cuando el deterioro era importante. El párroco no puede precisar las condiciones del traslado del retablo pero se ha conseguido su conservación y posiblemente que el templo leonés receptor tenga la referencia de indicar su procedencia carballesa y zamorana. Otros dos retablos han sucumbido a la humedad de una nave sin techumbre.

Carbajales de la Encomienda y su templo estuvieron vinculados a la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, más conocida como Orden de Malta, junto con los pueblos de la zona: Lanseros, Utrera y Dornillas con un cura prior encargado de su gobierno. El templo creció y de ello hay evidencias en la construcción piedra, maderas labradas y torneadas, artesonado en el crucero. La nave es un montón de escombros. En su momento vecinos y párroco trasladaron la urgencia de intervenir al Ayuntamiento de Espadañedo, que no respondió.

Cuando se arregló la ermita se trasladaron los santos y la ropa, además de los adornos que conservaba la parroquia. Se hizo un inventario de lo que se recogía de un templo al otro. Relación que guarda un vecino. Dentro se quedaron la pila bautismal y otras dos pilas, los lienzos de un retablo de Semana Santa, el mobiliario de la sacristía, el púlpito. Igual suerte corrieron los confesionarios, la balaustrada del coro torneada y tallada de manera sobresaliente. La cal de las paredes caída a trozos deja ver lo que pudieron ser pinturas al fresco, donde se ve una figura zoomórfica en tonos azulados. Alguien perdió hasta la concha de la pila de bautismo en la nave. Y hasta algún cuerpo sepultado también perdió el cráneo, ahora resguardado en la sacristía, y un fémur maltrecho ante el altar. Algún pequeño arca, los farolillos de hierro, y los muebles de la ropa de misa y hasta las perchas de abrigos y sotanas aguardan su dragón. En el exterior del templo la espadaña románico tardío y las campanas de 1931 desafían su presente. "Ya no paseo por allí por no ver la iglesia" afirma una de las residentes.