El afán por conservar los legados de siglos anteriores llevó en 2005 al párroco de Villanueva del Campo a crear un pequeño museo en la sacristía de la iglesia de El Salvador. Un lugar, no demasiado espacioso, pero lo justo para albergar y exponer ante los ojos de los visitantes "las pequeñas joyas" del templo.

El artífice de la muestra el sacerdote, José Miguel Rodríguez de las Cuevas, explica que los fondos "estaban antes metidos en las cajoneras de la sacristía y desperdigados". Tras la última remodelación del templo, pensó en dar mayor utilidad a la sacristía "siempre he sido algo así como un ratón de biblioteca y tenía la oportunidad de mostrar el patrimonio de la iglesia".

Así, puesto manos a la obra, a parte de lo que albergaba El Salvador, recuperó las imágenes de dos vírgenes que estaban en la iglesia de Santo Tomás. "Son la Virgen del Rosario y la Virgen de los Pastores antiguas que se quitaron de la devoción. Ahora la del Rosario la sacamos en procesión el día de Pascua para celebrar la Resurrección", continua.

Los fondos de la exposición cuentan con más de un centenar de objetos como varias casullas de los siglos XVII-XVIII, esculturas, cuadros, la cruz guía y una colección de cálices, entre los que destaca el que se utilizó para la consagración de la iglesia, regalo de la reina Isabel II. Todo esto se ha ido aumentando durante estos últimos años con las donaciones particulares de algunos fieles.

Entre los objetos más curiosos del museo se encuentra un carrete con viñetas. José Miguel Rodríguez asegura que "son 119 viñetas de la Historia Sagrada que se utilizaba para enseñarla y también, como curiosidad contamos con un Año Cristiano de 1860, año en que se inauguró la iglesia y una Biblia bilingüe (latín-español) de ese mismo año". A este grupo se une también la imagen de un Niño Jesús, "de devoción familiar que perteneció posiblemente a Inocencio Rodríguez Díez, obispo de Cuenca (1943-1973)".

De todos los objetos colocados con esmero dentro de las vitrinas destaca la cruz guía parroquial, elaborada en plata con relieves y filigrana. El sacerdote asegura que "está al uso", aunque reconoce que "solo se saca en ocasiones solemnes como las procesiones de el Corpus, Pascua o cuando nos visita el Obispo, para recibirle. Fechas muy señaladas".

Justo al lado una amplia vitrina exhibe cerca de una veintena de casullas de varios tipos, "tan solo de una de ellas, de color azul, se conserva el Terno, es decir, la capa pluvial, la casulla y la dalmática". Sobre los estantes se exponen diversas esculturas de santos, bustos de cristos y cristos crucificados, algunos de ellos de la Escuela Sevillana.

Este peculiar museo parroquial no cabía en la cabeza de nadie en la década de los noventa cuando la iglesia de El Salvador se encontraba en un estado deplorable, tal es así que según recordaba José Miguel Rodríguez un sábado, durante la celebración de un festival de la Federación "Espigas", "se me cayó un trozo de yeso del techo del altar mayor". A eso había que unir el pésimo estado en el que se encontraban los bancos, "algunos de los cuales se terminaron de romper durante ese festival por la gran afluencia de público" y la total degradación de la tarima de todo el templo.

La restauración de la iglesia se realizó en 2004 y en el transcurso de las obras, que tuvieron una duración de nueve meses, se arregló las cubiertas, se renovó el suelo, la pintura de los muros, se hizo limpieza de los retablos y se colocó una instalación eléctrica nueva. Todo ello tuvo un coste 136.000 euros y durante este tiempo también se llevó a cabo la remodelación y acondicionamiento de la sacristía que albergaría el actual museo. Las dependencias también son utilizadas para uso ordinario parroquial, ya que "tenemos ahí, también, todo lo que se usa para los cultos diarios".

La última incorporación a los fondos de la muestra "es un libro que recopila toda la documentación que se cruzó entre la parroquia, el obispo y el estado y que está en el Archivo Nacional de Madrid. El estudio analiza la evolución de la iglesia de El Salvador desde las primeras menciones documentales, en el siglo XVI, hasta 1860 y es obra de Juan González, Canónigo Doctoral y Penitenciario del Cabildo de la Catedral de Zamora".

José Miguel Rodríguez no quiere dejar pasar la ocasión para mostrar su agradecimiento y reconocimiento a Lola Martínez "alma de la organización" y a Francisco Alonso, que "hizo las vitrinas, las penas de los santos y los atriles y con los que logramos hacer esta recopilación de patrimonio".

El museo parroquial de la localidad de Villanueva del Campo se puede visitar todos los días "en horario de culto" y fuera de él "llamando al párroco".