El historiador vasco José Manuel Romaña desglosa en "Memorias de Don Paco" la vida y obra de Francisco Carbajo Santiago, carabinero nacido en Fornillos de Aliste, la "historia de una persona digna en el siglo XX de España: de Alfonso XIII a Juan Carlos I", que llegó a ser capitán tras vivir en el País Vasco y Cataluña los tiempos revueltos de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, la Segunda República y la Guerra Civil. Un hombre que pasó sus últimos años labrando su huerto en Aliste e incluso fue nombrado concejal del Ayuntamiento de Ceadea (al que pertenecía Fornillos antes de pasar a Fonfría), cargo del que dimitió en plena dictadura de Francisco Franco.

Francisco Carbajo Santiago nacía en 1897 en la casa construida por su padre en 1890 en Fornillos de Aliste, dentro del seno de una familia de labradores alistanos: "Si en lugar de ocho hermanos hubiéramos sido dos, yo habría terminado siendo campesino al no verme obligado a buscar trabajo fuera". Al ser muchos desde un principio le cuidaron sus abuelos maternos. "No quiero que vayas a servir a casa de nadie; caso de servir a alguno, que sea al Rey" sentenciaba su abuela.

La vida era muy dura en tierras de Aliste, "la alimentación era poco buena, porque en su mayoría la gente debía comer pan de centeno, ni trigo siquiera. Para ir tirando, mataban un cerdillo al año y se ayudaban comiendo berzas, patatas y un poco de tocino". El tuvo más suerte pues el abuelo era carabinero, sargento retirado, y entraban 100 pesetas todos los meses.

El día 30 de enero de 1917 tomó la primera gran decisión de su vida ingresando como voluntario en el ejército: Regimiento de Infantería Toledo de Zamora. Y llegaron las guerras en el norte de África, "miedo no teníamos aunque la verdad nadie quería ir voluntario allí. Hubo gente rica que pagó por no ir a la guerra de Marruecos".

La gripe de 1918 causó estragos y aseguraba que "afectó tanto a mi unidad que no había gente ni para hacer los servicios corrientes de la vida del cuartel. Me tocó asistir a los enfermos, morían dos o tres soldados cada noche". De Fornillos recuerda que había un cura muy inteligente, Fermín María Ferreras, el cual evitó que los vecinos viajaran a otros pueblos y de su higiene, muriendo solo una joven. La juventud del pueblo le costeamos por ello la concesión de la Gran Cruz de la Beneficencia.

El 29 de enero de 1920 deja el ejercito y el 25 de junio siguiente ingresó en el Cuerpo de Carabineros que entonces dependía del Ministerio de Hacienda no de la Guardia Civil. Su primer destino fue Bidasoa. Ya en la Guerra Civil el alistano sargento de carabineros fue quien evitó que los más extremistas vascos de la milicia popular quemaran Rentería. "No se podía quemar toda una población porque si. Aquellos tíos tenían media docena de bidones de gasolina listos para que el pueblo fuera pasto de las llamas".

Finalizó la guerra y fue destinado a Guipúzcoa. "El caso es que después de acabada la Guerra Civil hacia falta liquidar "rojos". No eran ladrones o cosas así. Se los manaba fusilar por ser de distinto color político y no se que delitos contra el Movimiento Nacional. ¿Donde demonios estaba entonces la reconciliación del País y el olvido de errores pasados". El alistano don Paco, el ultimo en llegar a la Comandancia reunió a los otros tres sargentos y les dijo: "Los carabineros no estamos para fusilar a nadie. Me niego rotundamente a cumplir una orden tan absurda y dura. No se lo que haréis vosotros, pero yo no fusilo a nadie por nada del mundo". Francisco Carbajo Santiago, jubilado prematuramente por haber ejercido en la zona republicana, murió en Fornillos el 14 de agosto de 1982.