El envejecimiento de la masa forestal y el aprovechamiento inadecuado de los recursos selvícolas y de pastoreo constituyen los principales factores de amenaza de los Quejigares de Tierra del Vino, siendo interesante la ordenación de estos recursos para favorecer la regeneración y el mantenimiento de la formación forestal. Los incendios pueden también comprometer el futuro de la ZEC (zona de especial conservación), especialmente en las zonas de mayor densidad de arbolado. Es lo que dice el Plan de Gestión de la ZEC Quejigares de Tierra del Vino, actualmente en periodo de exposición pública.

Las principales medidas de gestión que propone "son de carácter preventivo". Considera "importante controlar la posible sobre explotación de los recursos selvícolas y de pastoreo y los cambios en los usos del suelo, además de la adopción de medidas para minimizar el impacto de los incendios forestales". En la misma línea el Plan de gestión aconseja implementar mecanismos para favorecer la presencia de especies saproxílicas (insectos) de interés comunitario sin afectar al estado de conservación del quejigar, así como para compatibilizar la actividad ganadera que se desarrolla en el espacio con la presencia del lobo ibérico. La masa forestal de quejigares de Tierra del Vino tiene una superficie de 366,35 hectáreas y una altitud máxima de 816,26 metros. Está dentro de la categoría de espacios forestales y bosques singulares.

La ZEC Quejigares de Tierra del Vino está situada al sur de la provincia de Zamora, y discurre en paralelo a la Vía de la Plata, en una zona ligeramente elevada. Se asienta sobre parte de la antigua Dehesa del Cubeto, en el monte de Valparaíso, un bosque adehesado de quejigos y encinas, de relieve suavemente ondulado y surcado por varios cauces estacionales en los valles. Ubicado en el extremo occidental de la cuenca Terciaria del Duero, cerca de su contacto con el macizo Hespérico, los materiales predominantes son lutitas, areniscas (arcosas, subarcosas y sublitarenitas) y conglomerados (predominan los cantos de cuarzo y cuarcita), además de limos y arcillas, todos ellos del Paleógeno.

El paisaje vegetal está dominado por formaciones de quejigo (Quercus faginea subsp broteroi) tanto en masas boscosas como transformadas en dehesas. Aunque la subespecie típica es realmente abundante en la mitad oriental de la Comunidad este espacio representa una de las pocas, y por supuesto la más extensa representación de estos quejigares, de vocación mucho más termófila y de mayores requerimientos de humedad del territorio castellano leonés. Junto al quejigo también se encuentran encinas, alcornoques y fresnos en las vaguadas más húmedas. Son abundantes también los matorrales de sustitución, principalmente jarales. Entre la fauna destaca la presencia del lepidóptero Callimorpha quadripunctaria y del coleóptero Cerambyx cerdo.

Todo el territorio está en el municipio de Corrales del Vino. En este espacio las principales amenazas según contempla el Plan de gestión se sustancian en el riesgo que suponen los incendios forestales. Otras amenazas están vinculadas a posibles cambios en los usos de suelos y a la construcción de infraestructuras que contribuyan al fraccionamiento de las masas y a la pérdida de conectividad. La pérdida tanto de intervenciones selvícolas como de un aprovechamiento ganadero ordenado constituyen a su vez una amenaza para la conservación de valores relevantes del espacio, ya que permiten mantener en ciertas zonas menores cargas de combustible y formaciones abiertas y heterogéneas. La ausencia de "regeneración de algunas de las diversas especies presentes en las formaciones adehesadas es un riesgo para la conservación de su biodiversidad".