"Un escaparate particular del pasado". Eso es lo que persigue Tersilio Peña, propietario de un peculiar museo etnográfico en Villalba de la Lampreana, con la edición de un CD en el que se da a conocer su colección de más de 300 piezas de uso cotidiano de la primera mitad del siglo XX. Los CDs explicativos, aún en proceso de producción, han surgido como "algo particular" que no van a salir a la venta sino que "los ofreceré a quien yo considere oportuno, como colegios y que se podrán poner, también, en las exhibiciones que hago por la provincia".

Las imágenes comienzan con una explicación del propio Tersilio por la reproducción de una cocina antigua con sus potas, cacerolas, la botija... y la popular cocina económica. A continuación, el alumbrado de aceite, petróleo o carburo, sin pasar por alto el llavero y las llaves. "Voy explicando para qué sirven muchas de las cosas que aquí tengo, porque hay mucha gente que no sabe para qué son y para qué se usaban", prosigue.

A lo largo de la pared de la panera se colocan los objetos de uso cotidiano representando los oficios tradicionales que existían en los pueblos: el herrero, el albañil, el agricultor, el ganadero y el carpintero. La ochava, la hemina y el cuartal, aperos para envasar el grano, comparten protagonismo con las romanas y los pesos junto con múltiples cencerros. El museo dispone de ejemplos de tornaderas, de yugos de Tierra de Campos y del valle de Valverde, de trillos... y cuenta también con diez maquetas con movimiento que muestran los principales oficios existentes en los pueblos y que forman parte de una muestra itinerante que exhibe por los municipios de la provincia. La última muestra ha sido acogida en la localidad de Villarrín de Campos, durante la celebración de las fiestas del Cristo de los Afligidos.

En el muro opuesto reproduce fielmente el interior de una casa antigua con sus diferentes estancias, objetos y muebles realizados a mano por el propio Tersilio, que en algunos casos son copia idéntica de otros instalados en su propia vivienda.

Este particular museo nació en 2004 tras llegar a la jubilación y decidió "reproducir en miniatura la fragua que mi padre tenía en Manganeses de la Lampreana". A ello se unió "un carro y aperos que yo tenía y de la panera que usaba para almacenar el grano". Con el tiempo, poco a poco fue acumulando cosas y comenzó a colocarlas en grupos, enumerando los objetos y a la vez anotándolos en un libro reseñando "como se llamaban y para qué se utilizaban" hasta pasar en la actualidad de trescientos.

Cualquier turista puede visitarlo gratuitamente con tan solo llamar a la puerta, también recibe a excursiones de escolares, asociaciones y todos ellos pueden dejar plasmadas sus rubricas y sus impresiones en un libro de firmas.

Además del cariño por la reproducción de la fragua de su padre Tersilio Peña guarda como una joya un carro que perteneció a su suegro "sirvió durante veinte años para llevar y traer alfalfa desde Villalba hasta Manganeses, construido en 1933" y un paso más adelante una máquina limpiadora de cereales. Sin embargo, el objeto más curioso de la colección es "un contador que se usaba en las casas grandes y que servía para apuntar la ropa que se llevaban las lavanderas de Faramontanos y San Martín". Por el momento, el museo se mantendrá así y en un futuro "si hay alguna institución o persona que le interese y quiere relanzarlo, a mi no me importaría siempre y cuando la colección sea siempre de su dueño: mis hijos. De momento la pequeña, que es profesora, es la que más se interesa por todo esto".