La procesión de la Virgen Nuestra Señora de la Carballeda hacía su salida triunfal ayer, pasadas las dos de la tarde, desde su santuario de Rionegro del Puente. Un día festivo y luminoso recibió a los vecinos de los pueblos no solo carballeses sino también de buena parte de Sanabria, Vidriales y La Cabrera leonesa.

Calles, plazas y recónditos jardines acogieron un centenar largo de puestos ambulantes de lo más variopinto, que tradicionalmente acuden a Rionegro para dar rienda suelta al comercio a lo largo de estos tres días de festejos.

Los actos centrales de la festividad comenzaban a la una de la tarde en un santuario engalanado para la ocasión, aunque con menos participación que en otras ediciones. La misa concelebrada se desarrolló con solemnidad oficiada por el sacerdote Manuel Benavides. En la homilía recordó el origen del santuario en la Cofradía de los Falifos, la importancia de Rionegro como Puente, y el hecho de que la Virgen, en este caso bajo la advocación de la Carballeda, "sea un puente" para los cristianos aunque no su cometido. Profundizó sobre la ruptura generacional de la transmisión de los valores cristianos y la falta de cristianización de los jóvenes, en palabras del Papa Francisco I que recordó el párroco. Unos jóvenes que engrosan una estadística de suicidios por su desorientación religiosa y falta de valores, como recordó Manuel Benavides. Al oficio asistieron, además de un millar largo de personas, las autoridades invitadas por el alcalde, José Colino, y su corporación. Entre los asistentes se encontraban el senador José Fernández y los diputados José María Barrios y Manuel Antonio Santiago; junto con alcaldes de la comarca.

Gestos de veneración

Los gaiteros de la Carballeda, fieles a la tradición, acompañaron la imagen a lo largo de su recorrido, al que se sumaron los miembros de la banda de As Portelas, que desde hace varios años asisten a los festejos. El público esperó en los laterales de la carretera, N-525, el paso de la procesión. Ojos y teléfonos captaron masivamente una procesión que alejó afortunadamente el riesgo de tormenta que sí descargó en algunos puntos de la comarca y que dejó paso a un sol generoso.

La entrega de los fieles ayer en el santuario no tenía fisura alguna y fueron numerosos los gestos de veneración a la patrona, desde la oración, la promesa, el sacrificio, las lágrimas y hasta procesionar bajo las andas en el momento culmen del recorrido. Gestos que se repetían con entrega ante la mesa de la cofradía de los Falifos, a la que se acercaron hermanos y devotos, gestos en el cuarto de las velas con el calor de horno de los cientos de velas encendidas como ofrenda. La víspera de los actos centrales, la imagen con su manto rojo y oro fue agasajada con miles de flores en una ofrenda que dibujó un pedestal de colores que tapaba los entresijos de madera de la mesa de procesión.

Finalizados los actos, el público se entregó nuevamente a los menesteres del comercio, aunque las ventas no fueron muy boyantes.