La cosecha de almendras de esta campaña en Arribes del Duero es calificada "del siglo" por la abundancia de producto que han cargado los árboles.

En la villa de Fermoselle la satisfacción es general. De hecho, algunas personas que en los últimos años habían dejado la recolección han vuelto por sus fueros para aprovechar la bonanza de este año. Las estimaciones de los almendreros hablan "de más de 150.000 kilos" los que pueden recogerse y, además, su alegría se ve incrementada porque existe la esperanza de que también el precio será este año superior a las anteriores campañas.

César Ramos Montes, que ayer andaba inmerso en la limpieza del producto, afirma que el año pasado no hubo producción y este año se ha cuadriplicado respecto a hace dos años" Ha sido un buen año para la variedad de desmayo y largueta, que han cargado mucho". Manifiesta que "ahora se van a saber los precios y parece que puede superar el euro el kilo". Apunta que "es un precio que ponen los compradores pero, he visto las lonjas, y son más altos que el pasado año, aunque nosotros estamos en una zona sin lonja". Explica este productor que la razón de la abundancia estriba en que "este año no han pegado las heladas y, además, ha llovido, por lo que la almendra está llena".

Valentín Ramos, productor y comprador de este producto típico de Fermoselle y del espacio protegido de Arribes del Duero, subraya que "es un año de producción, de muchísima almendra y cara. Yo no había conocido una cosecha tan grande". Indica que "aunque la almendra sea más pequeña, en proporción, tiene más grano. Una almendra gorda, el grano vale más porque es del calibre 14, pero da menos rendimiento. Un kilo de la variedad desmayo, de almendras pequeñas, puede tener un 22% de rendimiento en años normales y este año el 24%".

Entre las causas que menciona como favorables a la elevación del precio está que "en la zona levantina no ha habido buena cosecha y que este año se ha abierto mercado en Japón y China". Francia es actualmente, según afirma, uno de los mercados predilectos, que compran a los grandes empresarios levantinos que son los que, finalmente, se harán con buena parte de la producción de Arribes del Duero.

En la villa de Fermoselle hay aproximadamente una docena de cosechadores con un importante número de árboles en sus plantaciones, pero este año han aprovechado para recoger almendra hasta personas que ya otros años daban por perdida la cosecha en fincas medio abandonadas y dejadas del todo. "Son muchos los que estos días han recogido entre 400 y 500 kilos" señala Valentín Ramos, que apilará más de 2.000 kilos de los árboles de su propiedad.

César Ramos comenta, respecto al trabajo de hacerse con este fruto, "que no es muy trabajoso porque se utiliza la maquinaria vibradora que se emplea para la recogida de la uva". Precisa, además, que este año "es una labor más llevadera todavía porque está muy hecha y abierta, y con que se golpee con un simple palo se desprende". "Caen como tontas", dice. Tampoco supone un gran esfuerzo ni lleva mucho tiempo la labor de limpieza si se utiliza la máquina limpiadora.

"Quienes no disponen de este medio o bien se lo piden a un vecino o se entretienen en hacerlo a mano y en compañía de toda la familia" expresa César Ramos.

La campaña de recogida de almendra está llegando a su fin pero este fin de semana todavía son numerosas las personas que se han dedicado a la recolección. La estampa de las redes tendidas bajo los almendros era ayer una imagen corriente en los campos fermosellanos. Es una producción en esta ocasión ha resultado productiva en prácticamente todo el Parque Natural de Arribes del Duero.

Aunque buena parte de la cosecha irá destinada a la venta, los fermosellanos tienen la costumbre de reservar una parte para elaborar almendras garrapiñadas, saladas o tostadas. También hay algunos restaurantes, como "Mati", que se han especializado en la elaboración de los dulces y de la tartas de almendra, o que utiliza la almendra como ingrediente de numerosos guisos.