La cultura se necesita como el comer, que también es cultura. Es saludable la costumbre de muchos pueblos de organizar programas de actividades de todo tipo en verano, es una manera de vivificar el ámbito rural, tocado de ala. La asociación "Melitón Fernández", de Sanzoles, lo lleva haciendo con éxito desde hace años. Este agosto también. El gran objetivo: pequeños y mayores. O sea los que tienen menos de veinte y más de sesenta años, pero ha habido para todos. El itinerario ha estado repleto de música, juegos, gastronomía y diversión, sobre todo diversión.

El guion, que empezó a desgranarse el día 20, ha sido amplio: talleres para todas las edades, juegos infantiles, cena con karaoke, carrera de vehículos sin motor, noche de cante y copla con el Fary de Sanzoles, Luis González Puga y Loren El Torrao de Villaralbo, mercadillo, concurso de mascotas, actuación del coro de San Zoilo, teatro infantil, Jaujarana (caravana de sonrisas), festival benéfico, Alquitara Folk y la Fiesta del Jubilado que ayer cerró las actividades programadas.

De todos los actos celebrados dos a destacar. ¿Por qué? Porque es de los que más referencias tiene el que esto suscribe. El primero, la actuación flamenca de Ángel Hernández y Luis González Puga y el segundo, el acto solidario a beneficio de Salvador Garrido, un niño que vive en Venialbo y que padece el síndrome de Dravet.

El recital de jondo estuvo marcado por la sobriedad y por la pureza. Ángel Hernández (Tito), que no se por qué se empeñan en llamarlo Fary de Sanzoles, cuando es un cantaor con todas las de la ley, está teniendo un recorrido sorprendente. Empezó en la copla y, a este paso, acabará cantando martinetes maireneros, seguiriyas y lo que le plazca porque fondo hay y también voz, muy redonda, muy aflamencada, de las que entran por el centro de la cabeza y no por el oído. Porque llega antes al corazón que al yunque (al huesecillo, me refiero).

Ángel y Luis, este mucho más en el dúo que pura sonanta, se lo están trabajando y están recogiendo los primeros frutos. Cuidaron mucho el repertorio que desgranaron en la plaza de toros de Sanzoles en una noche punteada de estrellas y rebosante de emociones. Sorprendente y profunda la trillera, muy propia de esta tierra donde se ha trabajado tanto (ahora no) que el cante se llevaba al tajo. La soleá siempre activa la melancolía y lo volvió a hacer. Y los fandangos en la voz de Ángel son una bomba de emotividad. El filón no tiene fondo y no han hecho más que empezar a picar. Ni ellos mismos saben lo que se pueden encontrar. Eso sí, tienen que saber que el mineral es bueno, muy maleable, con muy fácil venta, pero hay que sacarlo de abajo y eso cuesta. Mucho trabajo y escuchar y escuchar, es lo que hay.

Sorprende como en los últimos años el flamenco se ha vuelto a adueñar de las plazas de muchos pueblos, sobre todo de los de las comarcas del sur. El jondo vive una segunda -o tercera juventud- en el ámbito rural zamorano y en la capital -en este caso debido a la labor de la peña "Amigos del Cante"-, que debería ser aprovechada por quienes tienen inquietudes y practican una disciplina con mucha proyección. Jóvenes valores los hay -ahí están Eva Valle y Carrasco-, pero también debería haber sitio para otros como Ángel Hernández, que avanza con zancadas muy largas.

Por otro lado, el festival escenificado por los grupos "Vientos del Sur" y "El Montico" recaudó 682,20 euros para Salvador Garrido Martín, el niño con síndrome de Dravet. Los sanzolanos respondieron a la llamada y también danzantes y cantantes. La Plaza Mayor se puso bailonga y se llenó de aires trianeros. Hay madera, verdad Ángela, y unas ganas enormes de hacer bien las cosas. La velada rompió en las lágrimas en varios momentos.

Hasta la forma de recoger los donativos en sobres y abrirlos delante del público fue acertada. Mucho arte y mucho sentimiento, el mejor cóctel, para que el numeroso público asistente se lo pasara bien por una buena causa. Los pueblos vibran con el cante y también cuando se trata de ayudar a alguien que lo necesite. Ese fue el caso y el objetivo se cumplió con creces.