Robleda celebró ayer los actos centrales de la patrona, santa Ana, cuya imagen salió en procesión por las calles céntricas de la población. Con anterioridad los feligreses cumplieron con la tradición de besar la reliquia de santa Ana en el interior del templo, al final de la Eucaristía. La mayordoma de la fiesta, Sofía Losada González, entregó el cetro al mayordomo del próximo año, José García Fernández, una costumbre que aún conserva la parroquia de Robleda. A los actos de la mañana se sumaron la subdelegada del Gobierno, Clara San Damián, y el diputado provincial, Ángel Prada, junto con el alcalde de Robleda, Juan Rodríguez.

A Santa Ana se hizo referencia en los términos familiares de la "madre de la Virgen" y la "abuela de Jesús". Los textos de los cuatro Evangelistas que conforman el Canon del Nuevo Testamento coinciden en pasajes relevantes de la vida pública de Jesús como la multiplicación de los panes, pero dan pocos detalles de la vida de la familia del Hijo de Dios. Referencias familiares que sí aparecen en otros textos que no se incluyeron en el Nuevo Testamento. Los padres de la Virgen Santa Ana y San Joaquín decidieron entregar al servicio del templo al hijo que naciera, una niña. La festividad de la abuela de Jesús se convirtió en un homenaje a los abuelos que "cuidan de sus nietos, que los llevan al colegio, los recogen y les dan la merienda" como evocó el párroco, Miguel Ángel Fernández, en la homilía. Y así se vivió ayer la fiesta de Robleda con tres generaciones sumándose a la procesión, hijos, padres y nietos.

En una mañana agradable la procesión salió a una de la tarde para recorrer las calles. El pendón de la Juventud abría el cortejo procesional, seguida de la Cruz Procesional y las imágenes de Santa Ana y la Virgen. El color musical correspondió al grupo de gaitas de Puebla "Atrapalladas". Los portadores del pendón de la juventud tuvieron que emplearse a fondo ante la marejada de cables, árboles y farolas, favorecidos en su brega por la ausencia de viento.