La festividad de san Antonio de Padua es celebrada por numerosos pueblos de la provincia con diversos actos festivos.

Así, en la Tierra de Campos la onomástica del santo se celebra en la localidad de Cerecinos de Campos, donde además de la tradicional misa tuvo lugar la tradicional entrega del "pan de los pobres" entre los vecinos de la localidad. Esta ancestral tradición tiene su origen en uno de los muchos prodigios atribuidos a san Antonio, como el de un niño que cayó en pozo y se ahogó. La madre, desesperada, recurrió a su fe al santo e hizo el voto de dar a los pobres tanto trigo como pesaba su hijo si el niño resucitaba.

A partir de entonces los padres prometían a san Antonio tanto pan como el peso de sus chiquillos, para que los protegiera de las epidemias y de otros males.

El viernes y ayer la localidad acogió también dos encierros urbanos por las calles de la villa con tres novillos procedentes de la ganadería de los Hermanos Mayoral. Según explicó el alcalde, Andrés Alonso, "han sido muy limpios. Todo se ha desarrollado sin ningún tipo de incidentes graves, a pesar de ser uno de los actos que más gente congrega en el pueblo". Cerecinos acogió también ayer la celebración de un concurrido mercado de artesanía, que "es la novedad de estas fiestas y que dado el éxito estudiaremos incluirlo en próximos años", explicó el regidor.

Por otro lado, en la comarca de la Tierra del Vino, el municipio de Venialbo celebró a san Antonio con una procesión por las calles de la localidad acompañada de cánticos, seguida de una misa a cuyo término se celebró la veneración de la reliquia de para finalizar con el tradicional cambio de varas entre los mayordomos entrantes y salientes del año.

El santo cuenta en Venialbo con una gran devoción y la cofradía cuenta con casi un centenar de cofrades. La hermandad apoya el apadrinamiento desde hace varios años de dos niños en el tercer mundo.