La Virgen del Templo «es muy milagrera» para los vecinos de la comarca de Campos y «airosa» para los de Pajares de Lampreana donde mora todo el año en la ermita de las afueras del pueblo. Allí en su pequeño camarín, muy cercana a ella se muestra uno de los vestigios de sus milagros: las ropas quemadas del pastor Vicente Gómez Gómez tras ser alcanzado por un rayo el 25 de junio de 1929 y salvar la vida por la intercesión de la Virgen del Templo.

En un armario herméticamente cerrado se muestran chamuscados la chaqueta, camisa y pantalón del vecino de Pajares. El párroco de la localidad, Santiago Alonso Ferreras, explica que el buen hombre «andaba en el campo viendo los sembrados en el mes de junio y cuando venía para casa por el camino le pilló una tormenta. Le cayó encima un rayo, que mató a su caballo y a él lo desnudó y chamuscó». El hombre, herido y desnudo, apareció en casa de la ermitaña. En agradecimiento por haberlo salvado se hizo una fiesta en 1932 en honor de la Virgen y los ropajes acabaron ante la talla en ofrenda.

La Virgen del Templo es la patrona de Pajares de la Lampreana y de toda la Tierra del Pan. Son numerosos los milagros que se atribuyen como salvar a niños caídos en pozos, devolver el habla, librar a la comarca de la Lampreana de pestes y plagas. Algunos de ellos se han recogido documentalmente e incluso han formado parte de la decoración pictórica de los muros del templo.

La imagen, una magnífica pieza románica realizada entre los años 1.200 y 1.220, de 85 centímetros de altura, muestra a la Madre de Dios sentada con el Niño en el regazo descansa en un camarín que data de 1750, cuando se «realizó la última gran reforma del templo», prosigue el sacerdote, ya que antes «no estaba aquí, si no en la nave de la izquierda». Actualmente, los fieles pueden contemplar la imagen a través de una hornacina en cuyos vados interiores se encuentran pintadas las imágenes de san Pedro y san Pablo.

A simple vista parecen dos pinturas cualquiera, pero san Pedro sostiene en su mano derecha una Biblia abierta donde con un detallado trazado «se muestran las fechas de las construcciones que se hicieron en la ermita». La labor no es fácil, pero Santiago Alonso asegura que «agrandando la imagen se pueden ver».

La Virgen goza de una devoción como pocas en la zona y esta se ve renovada año a año cuando se celebra el Voto a cargo de los vecinos de Villalba de la Lampreana, Villarrín de Campos, Manganeses de la Lampreana, Arquillinos que acuden a Pajares. Uno de los ritos a seguir es la visita obligada de los fieles al camarín de la Virgen a besar el manto. Una pieza de terciopelo azul que permanece junto a ella todo el año y es un vestigio de lo que fue su indumentaria hasta el Concilio Vaticano II. Hasta ese entonces la talla se vestía y «es la camarera de la Virgen la encargada de custodiar y guardar los ropajes que quedan».

Los fieles suelen hacer buenas ofrendas «desde luego no joyas, porque no hay donde ponérselas a la imagen y eso se sabe desde hace muchos años, pero sí son generosos en cuanto a donativos que son empleados para mantener la ermita, que no tiene problemas de ninguna clase». Así, explica cómo una familia tras la mayordomía de la fiesta del 8 de septiembre donaron el importe para la construcción de todas las vidrieras que actualmente decoran el templo y que fueron realizadas por el artista Luis Quico.