No es este un país para jóvenes. Andan por ahí, rumiando soledades y maldiciendo un presente que le hemos robado. Camina sin parar el destino con un candil buscando un hombre ilusionado y dicen que no lo encuentra. Que se puede esperar del alba si alguien se llevó la claridad, que más o menos escribió Claudio Rodríguez. Pues eso, que es una gozada encontrar a un grupo de jóvenes, casi adolescentes que beben los vientos por una esperanza, la de ser toreros.

Ser torero en estos tiempos virtuales y digitales es como hubiera sido ser astronauta en la Edad Media. Chirría meterse en un círculo sin salida, volver al laberinto del Minotauro, absorber el ansia del momento sin necesidad del móvil. En el coso, ante un animal que mamó la libertad, no valen relicarios ni alharacas, solo el silencio comprimido en la voz. La verdad de la naturaleza domeñada. El miedo, sentimientos puros que han hecho la humanidad como es.

El III Bolsín Tierras de Zamora echa esta tarde (17 horas) a andar. No hay mejor sitio para hacerlo. San Miguel de la Ribera se ha ganado con creces el título del primer municipio taurino de la provincia. Por su plaza y, sobre todo, por el uso que le da. Mañana el espectáculo se traslada al coso de Fermoselle, que se estrena en estas lides y que lucirá, como no, su tradición, ganada a fuerza de encierro por San Albín.

Vienen de mil sitios. Sobre todo del centro y del sur. De Madrid, Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Cádiz, Cáceres, Salamanca, Sevilla, Lisboa... Pero también de más allá de las montañas y del mar. De Francia, de Ecuador. Todos traen lo mismo en el hatillo: pocos años e ilusión.

¿Qué hace que 30 chavales dejen a un lado su vida digital, urbana, quebrada por la crisis y llena de artilugios y miren al campo, a la luz de la naturaleza, a la pureza de las formas, a la nada? Vaya usted a saber. Será locura temporal o ganas de llevar la contraria, que nunca se sabe.

Salir de la comodidad de la urbe, de la ambrosía de las redes sociales y marchar al pueblo, al campo. Olvidarse del yo colectivo para abrazarse a la soledad de un coso taurino, donde uno se enfrenta a las veleidades de una bestia, a la que nadie ha podido psicoanalizar porque, oye, no se deja.

Quizás el atractivo está en los valores humanos que transmite la profesión de torero. Qué nadie se asuste. A fin de cuentas, estamos ante un oficio pegado al ámbito rural, a la naturaleza, a la autenticidad de la tierra. Es casi imposible ser matador de toros si uno no se prepara, no se esfuerza y lucha. Estar delante de un burel exige ser más rápido, más listo y más hábil que él. En juego está la cornada, la sangre y, a veces, lo más sagrado: la vida.

De entre los treinta jóvenes toreros que actúan hoy en La Guareña y mañana en la hondonada de Los Arribes del Duero, el jurado del certamen seleccionará una lista de veinte, divididos en dos grupos de diez, que torearán en la plaza de toros de Fuentesaúco y Villalpando los días 29 y 30. La final, en la que intervendrán los 10 novilleros que pasen el corte, se celebrará la tarde del sábado 5 de abril en la plaza de Toro.

La novedad de este año, según datos que fueron facilitados en su día por la Diputación Provincial, está en la participación del ayuntamiento de Fermoselle y también en el reconocimiento que se hará al encaste Vega Villar, que se ha desarrollado en la provincia de Zamora y que cumple cien años. Las vacas de la ganadería Tarú, que serán lidiadas durante la prueba serán de dicho encaste.

Otra novedad, la participación por primera vez del hierro zamorano de El Carmen, cuyas reses pastan en Argujillo.

En la presentación del certamen, el diputado provincial José Luis Prieto destacó que el Bolsín de Zamora tiene dos marcas que lo hacen singular. Primero, que se celebra en varios municipios de la provincia y segundo, que es consecuencia de la colaboración de todos los estamentos taurinos, entre ellos ganaderos, médicos, empresarios, veterinarios, aficionados y el Foro Taurino, el colectivo hacedor e impulsor de esta iniciativa que cada año se consolida más y ya suena con fuerza en el mundillo taurino nacional.

Adrián, Barrale, Sergio, Jesús, Yoan, Iván... Nunca, seguro, se olvidarán de este bolsín. Que Dios reparta suerte y que caiga siempre de cara.