El Comité Científico de Lucha contra las Plagas Agrícolas ha autorizado el uso de veneno -grano impregnado de bromadiolona e introducido en las huras- en las zonas afectadas por altas poblaciones de topillos, aplicación que podría comenzar cuando finalicen las precipitaciones que se vienen registrando en los últimos días y descienda la humedad. Así lo confirmaron ayer el catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, Elías Rodríguez Ferri, y el jefe del Área de Plagas del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), Constantino Caminero, tras la reunión de dicho comité.

Rodríguez Ferri explicó que la decisión de aplicar veneno, que ya se tomó en una reunión pasada, comenzará a aplicarse cuando terminen las persistentes lluvias que se vienen registrado en toda la Comunidad, ya que en las condiciones actuales «resultaría escasamente efectivo y podría provocar algún riesgo indeseable».

Además, el catedrático de Sanidad Animal, que aseguró que «si existiese una vacuna contra el topillo, el medio ambiente de Castilla y León se la aplicaría para que las poblaciones de estos animales no subsistieran», explicó que la Junta, como en la lucha contra otras plagas, facilitará la labor a los agricultores repartiendo el veneno, pero exigiendo una determinada formación sobre la utilización de este tipo de productos, ya que será el agricultor será el que ejecute los tratamientos y el responsable de su uso.

En este sentido, enfatizó que tanto las consejerías de Agricultura y Medio Ambiente, como el Seprona realizarán un seguimiento permanente de la forma en la que los agricultores realizan los tratamientos, y tomarán las medidas correspondientes cuando se incumplan las «premisas establecidas».

Por su parte, Constantino Caminero argumentó que, independientemente de cuándo la meteorología permita la aplicación, el uso del veneno se acuerda en función de la evolución de las poblaciones del topillos en los últimos meses. Además, también explicó que la bromadiolona sólo se usará para proteger los perímetros de los cultivos de «las primeras colonizaciones». «Que nadie se asuste. No estamos ante una aplicación masiva en todas las parcelas de las zonas afectadas. Sólo en los puntos donde sea necesario y de forma preventiva», aseguró. A su vez, también insistió que además de facilitar el producto, la Junta garantizará su correcta utilización, tanto por la formación que se aportará al agricultor, como por el seguimiento posterior para evitar irregularidades.

Por su parte, Rodríguez Ferri también reconoció que la aplicación de venenos conlleva sus riesgos, pero aseguró que una situación como la actual «las ventajas superan a los inconvenientes». A su vez, mandó un mensaje de tranquilidad a los agricultores y conservacionistas, asegurando que el «Comité Científico es muy sensible con todos los aspectos y está tomando las decisiones más convenientes en cada momento».

Al mismo tiempo, indicó que esta decisión se toma en función de los últimos controles realizados y en los que se pone de manifiesto que «el riesgo persiste, aunque no estemos todavía en una situación de plaga». Además, recordó que desde el pasado verano se han ido estableciendo diversos criterios para realizar controles preventivos en las zonas con densidades de topillos más elevadas.

Con relación a las intensas precipitaciones de las últimas semanas, Rodríguez Ferri que «desgraciadamente» no han resuelto el problema al no venir acompañadas de bajas temperaturas, aunque matizó que el Comité Científico tiene esperanzas de que estas grandes cantidades de agua produzcan efectos positivos que se puedan apreciar en las próximas semanas.

Las zonas afectadas por estos roedores siguen siendo las mismas que en los últimos meses y se concentran en las comarcas de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), la Moraña (Ávila) y Cuéllar (Segovia), así como al este de Tierra de Campos (Palencia).