El piñonero R. T. denunció el pasado domingo ante la Guardia Civil el robo de 7.960 kilos de piñas por una banda de rumanos que las almacenaban en una nave de Cuelgamures.

Presentó la denuncia una vez que prácticamente puso a los presuntos autores en manos de la Guardia Civil, pues les siguió y descubrió el lugar donde guardaban el material sustraído en los pinares de El Maderal. Con ellos a la vista, avisó a la Guardia Civil que pilló a los presuntos implicados con las manos en la masa, cuando todavía no habían acabado de descargar el material. Tanta seguridad tenía el piñonero en que descubriría a los posibles autores que ya había facilitado a la Guardia Civil la matrícula de los coches y advertido de que les llamaría en el momento que les pillara en plena faena.

«Las llevan cogiendo desde hace más de un mes y eso que no se pueden recoger porque se abre la cosecha a partir del día once. Les llevo haciendo una vigilancia tremenda hace semanas, y unas veces se me escapaban por un lado y otras se desviaban por otro, porque nunca utilizan las carreteras para evitar a la Guardia Civil, y marchan por los caminos. Hasta que un día encontré donde guardaban las piñas» expresa el propietario de las piñas, que las hace suyas pujando y ganado la subasta organizada por el Ayuntamiento de El Maderal.

Sobre el modus operandi indica que «han ideado un sistema que consiste en moverse con dos o tres vehículos, dejar a la gente en los pinares y, cuando tiene un coche preparado, transportar las piñas al lugar de almacenamiento. Es muy complicado cogerlos».

«Los llevo vigilando todo el mes de octubre, porque las cojo en subasta. En día y medio se han llevado la que yo tardo en coger tres semanas. No dejan ni rastro. Suben como gatos, no le quitan ni la cáscara al árbol. Andan muy ágiles y rápido para tirarlas al suelo. Y todos los años es lo mismo, o cada año peor. Yo llevo atrapando al cabecilla tres años» subraya R. T. que no sabe cómo atajar un rapiñaje que le obliga a ejercer una vigilancia fuera de lo común año tras año. Apunta, además, que actúan a veces «quince o veinte personas». Este año, la festividad de Todos los Santos fue una jornada de especial dedicación al robo de piñas. «Se llevaron un corro de unos 2.000 kilos». El piñonero manifiesta que «en poco tiempo trasquilaron las piñas de una franja de más de un kilómetro de pinar por treinta metros de anchura».

En cuanto a las horas de acción, precisa que «antes solían actuar a las hora del mediodía, pero ahora no guardan horas». El material es vendido a fábricas donde dejan secar el producto para luego extraer los piñones y vender las cáscaras como elemento de combustión. El robo de piñas es tan conocido, en Zamora, como sus autores.