La compañía Endesa realizó ayer las pruebas en los dispositivos de alerta a la población ante incidencias en las presas de Moncabril. En concreto ha verificado tanto ensayos de sirenas de alerta como de los medios de telecomunicación para contactar con las distintas Administraciones competentes. El ejercicio ha sido «satisfactorio», según la empresa.

Las sirenas sonaron a las 12 del mediodía, en una primera prueba que escucharon los vecinos en el pueblo viejo, y una segunda a las 15:05 también audible en buena parte de la vega cabecera del Lago. Estas pruebas se han realizado bajo control de la Junta de Castilla y León, la Dirección General de Protección Civil y Emergencias y la Confederación Hidrográfica del Duero. Responsables de las tres administraciones y la empresa Endesa se desplazaron a Ribadelago Viejo.

En junio de 2011, Endesa implantó los planes de emergencia de las presas de Vega de Conde, Puente Porto y Cárdena, diseñados para incrementar las garantías de seguridad. Estos planes de emergencia afectan a numerosos aspectos y establecen diversos procedimientos para el supuesto de que se produzcan incidencias en el normal funcionamiento de las presas. El Comité de Implantación que supervisa los referidos planes se reunió en las salas de emergencia de las presas, y posteriormente se desplazó a Ribadelago para verificar in situ el funcionamiento de las sirenas.

Los planes de emergencia de las presas de la Sierra de Moncabril contemplan una red de sirenas con las que alertar a la población en caso de evacuación. El sonido que emiten es conocido «señal de agua» francesa, a instancias de la Comisión Nacional de Protección Civil para este tipo de actuaciones. Están instaladas en las propias presas, en el denominado Pico del Fraile y en la Central Hidráulica de Moncabril, con el objetivo de avisar a la población de Ribadelago. Periódicamente se realizan pruebas para verificar su correcto funcionamiento.

En el pueblo de Ribadelago el punto de espera y reunión fueron los bares del pueblo viejo, Tera y Ribera, porque la mayoría de los cerca de 50 habitantes que residen en el pueblo tenían previsto seguir con su actividad normal y no concentrarse en el punto de reunión fijado en la parte alta. A las doce del mediodía un primer toque sorprendía a la mayoría bien a la puerta de casa, o en dirección al huerto. Es época de cosecha. Los más afortunados encontraron antes de las dos de la tarde el aperitivo de macroleipiotas, cucurriles para entenderse entre sanabreses. Otros recogían habas y tomates, y algunas patatas, en el carretillo o en el remolque.

En esta ocasión los residentes estaban sobreaviso por los bandos municipales colocados en el pueblo. La larga espera sirvió para intercambiar pareceres sobre la ubicación de los puntos de reunión que no convencen a todos, aunque para el alcalde de barrio y concejal, Alfredo Puente, tiene su lógica. Cinco alarmas jalonan Pico del Fraile, Puente Porto, Cárdena, Vega de Conde y las más cercana de Moncabril, que tengan constancia en el pueblo. Donde no hay y por el momento no está previsto su instalación es en Ribadelago Nuevo, aunque la emisión sonora es audible en el pueblo nuevo.

Puente se comparaba que «el toque a arrebato de la campana lo conoce todo Ribadelago». Quienes andan más despistados pueden ser los turistas que ocasionalmente llegan a Ribadelago «falta información de lo que se deba hacer, de que hay presas arriba y de los que ocurrió con la presa», explica una pareja de Castellón que se en encuentra de vacaciones en Ribadelago, aunque descienden del pueblo. Era la primera vez que oían esta señal de alerta en su Cañón del Tera natal. Los datos históricos son sobradamente conocidos entre los vecinos. Juan Franco, cargado del primer puñado de cucurriles, dice que él se pensaría mucho dormir en invierno y con lluvia bajo el tejado de losa de su casa de Ribadelago. Hasta el lugar se desplazó una pareja de Tordesillas para captar la señal sonora y dejar constancia en un futuro del hecho.