El padre mercedario Félix Ramajo Aliste, nacido en las tierras alistanas de Tola el 4 de febrero de 1926, recibirá el homenaje póstumo por su contribución a la recuperación del Monasterio de Santa María del Puig en Valencia, organizado por la Real Orden de Caballeros de Santa María del Puig en colaboración con la Orden de la Merced y el Ayuntamiento del El Puig de Santa María. La familia del reverendo padre, fallecido en 2001, ha recibido la invitación para participar en los actos de recuerdo al igual que los representantes municipales previstos para el 7 de septiembre en el valenciano Monasterio de Santa María. El historiador y filósofo, Julio Badenes, en calidad de miembro del comité organizador, entregó personalmente la invitación a la sobrina, Celia Ramajo, residente en Tola.

Badenes destacó la figura de este religioso que hace medio siglo acometió con decisión la restauración del monasterio en declive a lo largo del siglo XX donde se asentaron los monjes de la orden Mercedaria en 1237, tras la conquista del Jaime I, custodios de la Patrona del Reino de Valencia, la Virgen de Santa María de El Puig. Tanto la patrona de la Comunidad Valenciana como el propio monasterio son «los elementos simbólicos imprescindibles para entender quiénes son los valencianos y el giro radical de la Historia de Valencia, que de ser un territorio musulmán pasó a ser un reino cristiano».

El edificio del monasterio, catalogado en el presente como Monumento Histórico Artístico Nacional, inició su declive tras la entrada en vigor de las leyes de Desamortización de Mendizábal y la posterior exclaustración de los padres mercedarios, el de Santa María además de sufrir agresiones estéticas cambió su utilización de recinto sagrado a cuartel de la Guardia Civil, colegio, almacén de aperos de labranza, e incluso como presidio durante la guerra civil.

El declive de la construcción alcanzó tal deterioro que incluso se pensó en utilizar como cantera y proporcionar la piedra para la realización de nuevas obras públicas como el puerto de Valencia. El aprovechamiento de la piedra y El destino y la vocación del padre Félix Ramajo Aliste harán que en su camino se cruce el monasterio que Jaime I entregó a su orden 700 años atrás y se convierta en un zamorano reconocido como hijo adoptivo de Valencia por su contribución a esta tierra.

Félix Ramajo nació el 4 de febrero de 1926 en el seno de una familia humilde y profundamente religiosa. Con 14 años ingresó en el Convento del Olivar de Estercuel de Teruel donde recibió el hábito de mercedario en 1942 y el día de la Virgen de la Merced realizó su primera Profesión. Tras su ordenación en 1949 su primer destino es el Real Monasterio de Santa María del Puig, que pasará a ser Casa Estudiantado de la provincia mercedaria de Aragón.

Coincidiendo con la llegada de los primeros seminaristas de Estercuel, el padre Ramajo inicia las obras de las estancias del monasterio más necesarias. Tres años más tarde, en 1952, es trasladado a Barcelona, como secretario provincial y donde cursa la carrera de Historia que termina en 1957, año en el que es nombrado superior y párroco de la Comunidad Mercedaria de Valencia.

En 1963 pasa a desempeñar esos mismos cargos pero ya en el Monasterio de El Puig y donde cobra cuerpo su idea de restaurar el monasterio primigenio de su orden. La organización rememorará precisamente el 50 aniversario de su regreso al monasterio que marcará su entrega a la labor de restauración que ha contado con el reconocimiento de todas las instituciones de la Comunidad de Valencia.

Al año de su llegada el padre Ramajo instala en los aledaños del monasterio diversos talleres de forja, madera y artesanía, además de movilizar a la sociedad valenciana con la creación de la Asociación de Amigos de El Puig, el Patronato de Santa María del Puig y la revitalización de la Orden de Caballeros de Santa María del Puig en la que ejerció de Consiliario honorífico cargo vitalicio. Hasta 1982 ejerce de Procurador de las Obras de su orden para la provincia de Aragón, consejero y administrador hasta que es trasladado a Roma como Vicario General desde 1986 a 1992.

De nuevo regresa a Valencia como vicepostulador para las Causas de Canonización de la provincia de Aragón hasta su muerte a consecuencia de las secuelas tras sufrir un accidente doméstico que deterioró su estado físico, en 2001. En vida obtuvo el reconocimiento a su labor de recuperación con el nombramiento de Ciudadano de Honor de Valencia otorgado por el Ayuntamiento de Valencia y el nombramiento de Hijo adoptivo de la Provincia en 1977 otorgado por la Diputación de Valencia.

En el año 2006 el Ayuntamiento de El Puig le concedió el nombre de una plaza frente al monasterio, placa que se descubrirá en los actos del día 7, por su dedicación a este municipio.

La Real Orden de Caballeros de Santa María de El Puig surgida en el siglo XIII homenajea también a su reinstaurador. El Santuario de la Patrona del Antiguo Reino de Valencia, cuna del reino y referente para todos los valencianos, tendrá frente a él los apellidos de un ilustre zamorano de Aliste.