«Voy a decir para ustedes/ con cariño y humildad/ una corta poesía/ basada en la realidad». Fue la presentación de la «Poesía del abuelo», una de las que se pudieron escuchar en la plaza de Villamor de la Ladre, donde este verano sus mayores -la población más numerosa- han recibido un emotivo e inolvidable homenaje de manos de la asociación cultural «Cucos».

Abuelos y nietos participaron activamente -los demás con su presencia- en un memorable encuentro intergeneracional que propició el reencuentro, en algunos casos después de muchos años, de aquellos «niños» nacidos hace más de 80 años. A ellos iba dirigido el homenaje; más de treinta personas que vieron la luz en Villamor de la Ladre y a quienes la asociación cultural les «licenció» con un original recuerdo. Una orla con los nombres y la fotografía de las 33 personas nacidas en este pueblo de la comarca de Sayago que han superado los 80 años.

Algunos, los menos, viven en el pueblo. La mayoría se encuentran dispersos por todo el territorio nacional; Salamanca, Bilbao, Madrid, Barcelona... también Bermillo, Zamora capital, Salamanca y pueblos del entorno de Villamor. A todos ellos se les quiso hacer un acto público de reconocimiento y hasta allí se desplazaron la mayoría, aunque hubiera que recorrer una tanda de kilómetros. La ocasión lo merecía, pues además del reencuentro, los mayores se llevaron la orla. Un recuerdo en el que los miembros de la asociación cultural «Cucos» han puesto todo el empeño y la ilusión. Primero recopilando los nombres de todos los mayores de 80 años y luego consiguiendo una fotografía de cada uno de ellos, algunos de más jóvenes otros de ahora.

«Fue muy bonito el encuentro entre ellos y luego la ilusión de verse en la orla o la comida de hermandad donde evocaron momentos de su niñez y juventud en el pueblo», comenta uno de los organizadores del acto. Los más pequeños también participaron activamente leyendo poesías dedicadas a sus abuelos.

Y aunque el protagonismo ha sido para los mayores, la semana cultural ha permitido la participación y el disfrute de todo el vecindario. Juegos para los niños, ajedrez, concurso de pintura, globos, futbolín... Una concurrencia de actos ha dinamizado por unos días la vida de Villamor de la Ladre que, como muchos otros pueblos, recibe durante el verano a muchos de sus hijos emigrados y a los hijos de sus hijos.