El proyecto de restauración de la iglesia de Santa María Magdalena de Corrales del Vino ya dispone de licencia municipal para poder iniciar las obras encaminadas a consolidar la torre del templo. La Comisión Territorial de Patrimonio autorizó recientemente la intervención prevista por el Obispado. Ha sido precisamente esta parte de la iglesia, la torre, la que ha presentado un mayor deterioro durante los últimos años, hasta el punto de desprenderse piedras de algunos de los muros que la forman, lo que obligó al Ayuntamiento ya hace meses a colocar vallas para formar un perímetro de seguridad, que evitara posibles accidentes o daños a las personas por la caída de cascotes. Hace cinco años, también por problemas de semejante índole, ya se acometieron obras en uno de los hastiales de esta iglesia construida en sillería isódoma arenisca que consta de tres naves de diferente anchura, que rematan en tres ábsides poligonales de ricas bóvedas de crucería claramente góticas, con torre a los pies y una espadaña sobre la nave de la epístola. El templo tiene dos accesos, uno al mediodía con un gran pórtico, y otro al poniente. La sacristía está adosada a la altura de la capilla de la nave de la epístola. Desde su nave central se accede a la capilla mayor a través de un arco apuntado moldurado con finos baquetoncillos; el fondo está cerrado por tres paños; se cubre esta capilla con una rica bóveda de nervios de sección triangular. Esta nave central que es más ancha que los laterales, se divide en dos tramos cubierta con bóvedas de arista con labores florales de yeso. Las laterales se ajustan a un mismo patrón, aun siendo mucho más estrecha la de la epístola, van separadas de la nave central por arcos formeros de medio punto con intradós cajeado, igual que los pilares de planta cruciforme que lo sustentan. La torre está situada a poniente y construida con sillares a soga y tizón. En su base hay una puerta al poniente, de arco de medio punto con rosca, jambas y pilastras cajeadas. Junto a la sacristía hay un pequeño campanario organizado en dos cuerpos, el primero macizo con pilastras estriadas y el segundo con un vano de medio punto enmarcado por pilastras también estriadas y un pequeño frontón triangular como remate. Es precisamente este apartado de la torre el que se llevará la mayor parte de la rehabilitación, pues sobre ella está el campanario que presenta múltiples grietas.

La intervención contempla asimismo el arreglo en el tejado además de remozar y grapar las paredes. Una mínima parte del dinero necesario para acometer la obra ha salido de los bolsillos de los feligreses, una cantidad modesta con relación a los más de cien mil euros en los que está valorado el proyecto pero ciertamente de un valor simbólico importante.

El concierto altruista ofrecido por la Banda Nacor Blanco de Zamora sirvió también para apoyar el mismo fin.