La VI Campaña de Excavaciones promovidas por la asociación Zamora Protohistórica incluirán prospecciones en el castro de Hermisende y las Peñas de las Ferraduras, en paralelo a la campaña de excavaciones en el Castillón de Santa Eulalia de Tábara. Este mes cobra auge el proyecto Castrum, en el que se integra Zamora Protohistórica, como plataforma de investigación de carácter internacional con el cometido de ahondar en la investigación de poblados fortificados en altura de cualquier periodo histórico. En el caso de Sanabria buena parte de las investigaciones realizadas anteriormente se centran en la Edad del Hierro, como así se trató en las Jornadas divulgativas desarrolladas recientemente con la visita a los castros de Santo Toribio de Ferreros, y Peñas de la Cerca de Rionegrito. El investigador, Oscar Rodríguez Monterrubio, de la Asociación Zamora Protohistórica, desgranó los datos más significativos de la comarca de Sanabria, días antes de retomar las excavaciones en Santa Eulalia de Tábara. A lo largo de estos últimos veranos el equipo de trabajo formado por Óscar Rodríguez, José Carlos Sastre y Patricia Fuentes, han tratado de determinar básicamente el estado de conservación de los yacimientos castrenses catalogados en el último tercio del siglo pasado, inventariados en su mayor parte en la década de los 80. El tiempo, el abandono, la proliferación de la vegetación y la falta de recursos para su mantenimiento pasan factura a estos yacimientos arqueológicos. Precisamente la proliferación de vegetación ha hecho invisible los restos a los expoliadores.

En la Peña del Castro de Ribadelago se constata en los sondeos la presencia de un asentamiento amurallado, donde se aprecia parte de una de las entradas al recinto, parte del muro y la delimitación de las formaciones rocosas naturales que definirían el perímetro del asentamiento. En las inspecciones de la zona la asociación determinó la presencia de hasta tres silos circulares o aljibes para el almacenaje. En el Cerro del Castillo de Puebla los muros examinados por el entorno del cementerio «no parecen muros modernos». La asociación parte del hecho de que todo el conjunto se levantó sobre los afloramientos de roca y es difícil determinar si hubo asentamientos anteriores.

Las prospecciones en la Peña del Castillo de Calabor han sido gratificantes ya que se identifican todavía dos líneas de muralla, con accesos y puertas de entrada para sortear los dos recintos complejos en zic-zac y a una altitud de 1.050 metros. Sí está sobradamente constatado el asentamiento suevo y la denominación de Calapas para Calabor, con acuñación de moneda visigoda. El sistema defensivo del castro de As Muradellas de Lubián también es complejo con dos líneas de muralla y cuatro fosos y líneas de piedras hincadas que blindan un acceso muy complejo al asentamiento humano. Los Corralones de Espadañedo son uno de los enclaves mineros de la época romana que conserva buena parte de su estructura. Lo más significativo es que coronando la línea de canales se estableció un poblado. En este punto se encontraron restos cerámicos. Precisamente la ejecución del proyecto de Revalorización del Patrimonio Arqueológico de Sanabria y Carballeda de la asociación Adisac-La Voz, con la dirección de la arqueóloga Pilar Lagarejos, ahondó en los conocimientos de los castros de As Muradellas, los Corralones y Santo Toribio.

La asociación Zamora Protohistórica arrojó luz en varios sondeos practicados en el Castro de Peñas de la Cerca de Rionegrito, donde tras sortear las terrazas para las prácticas agroganaderas aparecen los vestigios de los muros y los primeros utensilios, como afiladores, restos de molinos, bolos o proyectiles de honda en superficie correspondientes a la Edad del Hierro. En otro de los sondeos se determinó la presencia de hoyos de poste asociados a la presencia de cabañas o construcciones asociadas a la propia muralla, aunque cobra mayor credibilidad la presencia de viviendas porque se encontraron restos de un hogar rodeados de piedras de esquisto parciales. En uno de los niveles de ocupación se encontró la fíbula depositada en el Museo Provincial. En niveles a mayor profundidad se encontraron restos de un depósito de semillas con bellotas y avellanas calcinadas lo que induce a pensar que en el asentamiento se produjo un incendio.