Las revelaciones en torno a la vida de Martín Mariscal, asesino de Amparo Barayón, han removido los recuerdos de Ramón Sender Barayón, siempre deseoso de recibir información, «por pequeña que fuese», sobre los últimos días de su madre; «sobre la causa que pudo haber llevado a tal horror, a esa tremenda pesadilla». Así lo confiesa el primogénito de Amparo Barayón y el escritor Ramón J. Sender desde su casa de San Francisco (California) tras conocer los inéditos datos alumbrados por el estudioso de El Piñero, Manuel González, relativos al autor material de la muerte de su madre, en septiembre de 1936 en Zamora.

De la mano de Fernando Primo, que le ayudó en la búsqueda de información para el libro «Muerte en Zamora», ha sido posible el contacto con Ramón Sender, quien desde el otro lado del Atlántico ha podido conocer la trayectoria del falangista Gregorio Martín Mariscal Hernando y los esclarecedores detalles de su macabra existencia marcada por la violencia durante la Guerra Civil. «Mi libro ofrece los hechos que me contaron durante mi breve visita en un verano a Zamora, pero estoy seguro de que se podrá escribir mucho más, no solo sobre Amparo y todo lo que rodeó a su muerte» cuenta a este diario.

Incapaz de escapar de la sombra que le arrebató a su madre con tan solo 24 meses de vida, Sender Barayón asegura que «cuanto más leo acerca de la Guerra Civil más comprendo que ella fue una de las miles de víctimas». Y se muestra «especialmente agradecido con Manuel González por sus esfuerzos al descubrir los detalles de la depravada vida de Mariscal». ¿Venganza? «No me importa mucho cómo terminó su vida -por un cáncer-, pero estoy seguro de que se retorcía en su tormento».

En este inesperado retorno a sus orígenes, confiesa Ramón Sender la emoción que sintió en aquel viaje de agosto de 1982 a la tierra de su madre, en busca de una reconciliación con su pasado pero también intentando hallar una explicación al misterio que rodeó el final de Amparo Barayón Miguel, acrecentado por «la negativa de mi padre a revelar información alguna acerca de ella». El autor de «Réquiem por un campesino español» (entre otros) y Premio Nacional de Literatura, siempre escondió la historia de su mujer; «más o menos puso una muralla entre nosotros y España», ha afirmado en alguna ocasión el hoy ciudadano americano, compositor, artista y escritor.

Como él mismo cuenta en «Muerte en Zamora», a los 46 años desafió a su padre y regresó a esa España que había abandonado precipitadamente con dos años para no volver más allá de visitas esporádicas ya en la etapa democrática. Tras una corta estancia en Francia, llevados por Cruz Roja Internacional, en el año 1939 él y su hermana Andrea fueron adoptados por una familia americana y allí se asentó Ramón definitivamente. «A lo largo de cuarenta años viví en ranchos comunales rurales, tocaba música folk y blues con el acordeón, y comencé a escribir para explicar lo que estaba haciendo» relata desde Estados Unidos. Sender es también un artista visual cuya obra se muestra en su página web y en un libro, «Barayón», que recoge un catálogo de grabados, dibujos, arte original. Es también autor de varios libros, que firma con el sonoro apellido de su madre, y una antología de ensayos cortos.

El perenne recuerdo de la madre condujo a Ramón Sender a contactar con más de 60 parientes, incluidas personas que le habían conocido en la niñez. «Llegué de España con treinta horas de entrevistas grabadas y pasé los siguientes meses intentando desentrañar toda la información, con un diccionario de español en mi regazo y la amable colaboración de mi mujer, Judy que, por suerte para mí, habla y lee bien el español; sin su ayuda no podría haber recuperado los hechos que rodearon la vida y el asesinato de mi madre».

Tal fue la abundancia de información que la primera versión del libro ocupaba 750 páginas, finalmente terminó en 450, contando con la asistencia editorial de Peter N. Carroll, profesor de historia en la Universidad de Stanford y autor de «Facing Fascism: New York and the Spanish Civil War» (Universidad de Nueva York, 2007) y «La odisea de la Brigada Abraham Lincoln: americanos en la Guerra Civil española» (Stanford, 1994).

«Cuando le pregunté a mi tía Conchita, la hermana mayor de mi padre (a quien cito mucho en el libro), cómo pudo un país tan civilizado como España caer en esa pesadilla, me dijo que pensaba que la guerra civil era un virus mental que se extendió a través de la población española hasta que se agotó. Lamentablemente hemos visto cómo el mismo virus hizo lo mismo en muchas otras partes del planeta» reflexiona el hijo del escritor, quien a su vez revela que su hermana Andrea, monja benedictina, «recibió una disculpa en 1974 durante su breve visita a la ciudad, por parte del obispo de Zamora, en nombre de la Iglesia Católica» .

Durante años dedicado a la música electrónica de vanguardia, su obra no ha escapado de los hechos dramáticos que marcaron su temprana orfandad. Una prueba es el trabajo titulado «Ambulancia del Desierto» donde se refiere «a un recuerdo de mi infancia, cuando la Cruz Roja Francesa nos evacuó de Zamora a mí y mi hermana en una vieja ambulancia».

¿Volver a España? «Dudo de que pueda hacerlo en esta vida. Cuando cumplí 74 años dibujé un círculo con un diámetro a 75 millas alrededor de nuestra casa, más allá del cual no viajo».