Los restos del cocodrilo de Corrales aparecidos en 2010 y conocido como «Duerosuchus piscator» son únicos y posiblemente más antiguos de lo que se cree en la actualidad. Estas son las conclusiones a las que ha llegado el mayor experto de fósiles de cocodrilo del mundo, Christopher Brochu, investigador de la Universidad de Iowa (Estados Unidos), tras la visita realizada a la Sala de Tortugas de la Universidad de Salamanca, donde se encuentran importantes restos de animales prehistóricos localizados en la provincia de Zamora, caso de Corrales o Casaseca de Campeán, entre otros.

El hallazgo de «Duerosuchus piscator», nuevo género y especie encontrado por colaboradores de la Sala de las Tortugas en Corrales del Vino (Zamora), se dio a conocer en 2010, cuando fue trasladado a Salamanca. El interés de los expertos mundiales por sus restos fósiles, que supuestamente datan del Eoceno, radica en su morfología, ya que el cráneo es muy especial. «Es muy interesante que tiene los dientes aplanados», indica Christopher Brochu en declaraciones a la agencia Dicyt, lo que hace suponer que tendría un comportamiento muy diferente al de los cocodrilos actuales. «Pienso que pasaría menos tiempo en el agua y que podría cazar fuera de ella», comenta.

Además, este cocodrilo de pequeño tamaño, señala la misma agencia especializada en divulgación científica, se sitúa en una época de gran interés para los paleontólogos, un momento en el que convivían numerosas especies posteriormente desaparecidas con singulares características que pueden aportar datos muy valiosos para el estudio de la filogenia de estos animales. De hecho, todos los cocodrilos se extinguieron en Europa, probablemente, por cambios relacionados con el clima.

En la Sala de las Tortugas se conservan otras especies de cocodrilo de gran interés, como Iberosuchus, y todo ello conforma un escenario en el que la península ibérica y en particular el valle del Duero tenían una riqueza faunística extraordinaria y que se refleja en la colección salmantina, «un tesoro muy importante», asegura Brochu en la información difundida por Dicyt, que se declara «impresionado» tras conocerla.

En cualquier caso, los expertos dudan ahora de que la antigüedad de estos restos fósiles de Duerosuchus piscator (bautizado así para indicar su procedencia del valle del Duero y que probablemente se alimentaba de peces) sea de 40 millones de años, como se estimó en un principio, y consideran que puede ser anterior. Francisco Ortega, científico de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y antiguo investigador de la Universidad de Salamanca, explica que «estratigráficamente está por debajo de otros restos fósiles hallados en la zona», lo cual hace suponer esa mayor antigüedad.

Hace millones de años, el Sur de la actual provincia de Zamora y el Norte de la provincia de Salamanca eran una zona pantanosa, con ríos que morían en lagos interiores y que presentaban unas condiciones idóneas para la fosilización, de manera que ahora es frecuente encontrar los restos que han conformado la colección de la Sala de las Tortugas, principalmente quelonios, pero también cocodrilos.

Entre las personas que lo han hecho posible están Luis Alonso Andrés y su hijo, Luis Alonso Santiago, de Corrales del Vino y descubridores del Duerosuchus. «Llevamos años trabajando sobre hallazgos de este tipo de fósiles en zonas como Cazurra, Peleas de Abajo, Corrales, Sanzoles, o Casaseca de Campeán . Es una gran satisfacción que esta labor tenga reconocimiento por un gran especialista como es Christopher Brochu», subrayaba Luis Alonso Andrés.

En la visita a la universidad de Salamanca también participaron, informó Dicyt, representantes del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), guiados por Emiliano Jiménez, el principal responsable de esta colección de fósiles de características únicas en el mundo.

La idea es que el MNCN pueda realizar reproducciones de las piezas de Duerosuchus piscator para museos de ciencias naturales de todo el mundo. Además, el Museo y la Universidad de Salamanca planean firman un convenio para la conservación de las más de 2.000 piezas pertenecientes al MNCN que se guardan en Salamanca.

«Emiliano Jiménez es el gran especialista en tortugas fósiles y por eso a lo largo de los años le hemos mandado las nuestras», comenta Jorge Morales, investigador del área de Paleontología del Museo, que ha viajado acompañado por Patricia Pérez, conservadora del mismo.

Ahora, el objetivo es formalizar la cesión como un «préstamo institucional», para lo cual sería necesario ordenar y catalogar estos dos millares de piezas que se unen a las otras 15.000 que posee la Sala de las Tortugas.

El valor de esta parte de la colección es que proceden de toda la geografía española, no sólo del valle del Duero, y en algunos casos fueron halladas en excavaciones realizadas incluso antes de la Guerra Civil.

Por otra parte, tras su estancia en Salamanca, Christopher Brochu permanecerá algunos días en España donde tiene previsto impartir varias conferencias.