La raya entre Tolilla y Lober, en el municipio de Gallegos del Río, paraíso campestre de praderas, encinas y jaras, que durante varios siglos ubicó la ermita compartida dedicada a los mártires San Fabián y San Sebastián, ha acogido una histórica jornada de convivencia y hermandad intergeneracional organizada por la Unidad de Acción Pastoral de Rabanales.

La cita campera tuvo lugar bajo la protección del beato Manuel Lozano Garrido (1920-1971) y la oración conocida como «un préstamo».

La Unidad de Acción Pastoral esta integrada por las parroquias de las localidades de Rabanales, Matellanes, Tolilla, Lober, Grisuela, Ufones y Mellanes, siendo atendida por el párroco Teo Nieto, que reside en la localidad de San Juan del Rebollar.

Los feligreses de las siete parroquias, niños, jóvenes y mayores, participaron en la eucaristía campestre entre rezos y cánticos para disfrutar luego, a la sombra de los centenarios encinares, de los productos típicos de la tierra que fueron compartiendo unos con otros.

La música de gaita de fole alistana y tamboril animó el cotarro, mostrando los alistanos y alistanas su saber en las danzas de antaño y en los juegos tradicionales que conocieron de niños.

Los más mayores de Tolilla y Lober no pudieron evitar la emoción recordando tiempos pasados, cuando en ambos pueblos se vivían los encuentros campestres en la ermita como fechas importantes. Aunque para muchos son recuerdos de niñez, en su memorias están las historias que les contaron sus padres y abuelos.

En el año 2004 los vecinos de ambos pueblos, acompañados del cura, don Mariano, acudieron a lugar, para recordar tiempos pasados y clavaron una gran cruz de madera recordando tanto al templo como a cuantos de sus ancestros por allí pasaron durante siglos. En Tolilla y Lober creen que sería bueno, al menos una vez al año, compartir allí actos religiosos, romeros y sociales.