La devoción que rinden muchos de los habitantes de la comarca del Vino a la Virgen del Aviso quedó ayer patente en la multitudinaria cita con la misa que oficiaba el párroco Miguel Herrero junto a Manuel Bolaños, en el santuario de San Juan Bautista de Bamba a partir de las doce y media del mediodía. «Hace malo malísimo, pero llueva o nieve a la Virgen venimos a visitarla siempre en su día», subrayaban con entusiasmo un grupo de fieles, justo cuando acababa la homilía con el canto de la salve y el rito del beso al manto de la talla mariana que preside el templo dando así testimonio de fe y de agradecimientos entre los fieles que formaban una larga cola para acceder al camarín donde la Virgen del Viso lucía un delicado manto color marfil bordado todo él en hilo de oro sosteniendo al niño Jesús en su mano.

Ya en los alrededores del santuario el puesto de las avellanas y las típicas rosquillas de viento se mantenía a la espera de los clientes, al igual que un pequeño puesto donde se ofrecía el libro que recientemente ha escrito sobre esta romería José Carlos de Lera Maíllo, técnico archivero del Archivo Diocesano de Zamora titulado «Bamba y su santuario de Santa María del Viso. Historia y leyenda», editado por la Editorial Semuret.

A lo largo de toda la mañana y desde bien temprano es costumbre que algunos pueblos de la comarca, como Villaralbo, Villalazán o Sanzoles, tengan su particular misa y convite por parte de las autoridades municipales que como es tradición ofrecía ayer el de esta última localidad con limonada y queso y el de Villaralbo, con avellanas y limonada. Hasta la pradera iban llegando poco a poco los residentes en la comarca que tiene como fiesta local en muchos de los pueblos de la zona a la patrona de Tierra del Vino.

Los más tempraneros para coger sitio en la pradera por donde discurre el río Aribayos y que ayer aparecía completamente segada eran los peregrinos de Villaralbo, muchos de ellos resguardados contra la intemperie en casetas de lona o plásticos que hacían de cortavientos. Junto a las viandas típicas de la romería donde no faltaba la tortilla de patatas, los pimientos y los embutidos se unía en esta ocasión el conejo, «porque es el plato que comemos los de Villaralbo en la fiesta del Aviso».

Con menos puestos de hostelería que en otras ocasiones la pradera ofrecía un aspecto primaveral, rodeada de verde y flores por todos los lados, aunque no terminaba de acompañar la climatología. A media tarde, a partir de las seis y media tenía lugar en la pradera una verbena popular que clausuraba la fiesta que en honor a la Virgen del Viso se celebra siempre el Lunes de Pentecostés.