Un vecino de Vegalatrave se quitó ayer la vida, al dispararse en la boca con una escopeta, instantes después de acabar con su esposa, de 63 años, nacida en esa localidad, y su único hijo de 37, que recibieron sendos tiros cerca de la puerta de la casa familiar, situada a las afueras del pequeño pueblo de la comarca alistana.

Desde la Subdelegación del Gobierno se descartó que la causa del doble crimen y el suicidio pudiera estar relacionada con un caso de violencia de género, puesto que no existen denuncias por maltrato contra el hombre, Luis José Oliver, de 74 años de edad, natural de Jaén y afincado en el municipio alistano desde hace más de veinte años.

Al parecer, la mujer, María Asunción Peña, seguía algún tratamiento psiquiátrico, posiblemente por depresión, según información de fuentes próximas a la familia. El hijo, José Luis Oliver, estaba en situación de desempleo desde hacía mucho tiempo, indicaron las mismas fuentes. Por lo demás, la convivencia familiar parece que era pacífica, a decir de quienes conocían al matrimonio y su vástago. De hecho, el delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano, declaraba ayer que «no había antecedentes violentos en la familia» para aclarar que no existían denuncias por violencia doméstica.

El cuerpo del parricida fue avistado pasadas las 8.30 horas por el conductor de un turismo que bajaba desde Domez de Alba hasta Vegalatrave. Al observar que estaba tendido en el suelo en medio de un charco de sangre y con un disparo en la cabeza, se apresuró a dar la voz de alarma a los vecinos de la localidad, que rápidamente llamaron a la alcaldesa y a la Guardia Civil.

La primera persona en llegar al lugar del suceso fue la regidora municipal, María Isabel Álvarez, acompañada de la jueza de paz. La escena era sobrecogedora: Luis José, vestido de calle, presentaba una herida mortal en la cabeza y tenía una escopeta junto a su cuerpo. Al parecer, se encañonó en la boca para dispararse y el proyectil salió por la cabeza. A escasos metros se hallaban los cuerpos de María Asunción, también con ropa de calle, y José Luis, todavía en pijama, ambos ya fallecidos. Se confirmaría con posterioridad que los tres murieron con escasos minutos de diferencia: Ella, al pie de una pequeña puerta de acceso al garaje; y el hijo, dentro de la finca, desplomado junto a la puerta de hierro forjado más grande, que forma parte del cercado de la parcela sobre la que está construida la vivienda, y que permite la entrada de vehículos a la parte lateral de la vivienda. Ambos solo presentaban, al igual que el parricida, un impacto de bala. En ninguno de los cadáveres se apreciaba otros signos de violencia que evidenciaran que pudo haber algún tipo de pelea entre las tres víctimas mortales, de acuerdo con los datos que han trascendido y que tendrán que ser confirmados una vez que se realicen las autopsias, que comenzaron a practicarse hacia las 17.00 horas y continuaban al cierre de esta edición.

Efectivos de la Guardia Civil se personaron de inmediato en el chalé en el que residían únicamente las tres víctimas, situado en el número 24 de la calle de Vereda. Hacia las 12.00 horas, llegaban el juez de guardia de Zamora, titular del Juzgado número 2; y dos médicos forenses para proceder a levantar los cadáveres. La policía científica de la Guardia Civil permaneció en el lugar de los hechos hasta pasada la una de la tarde recogiendo pruebas que ayudarán a esclarecer cómo pudieron sucederse las agresiones. El suceso conmocionó ayer no solo a la localidad de Vegalatrave, sino a toda la provincia.