La crisis en el sector agropecuario se está cebando muy especialmente con los ganaderos de ovino y vacuno lechero, hasta el punto de que «la situación es insostenible para algunos de nuestros socios; hay explotaciones embarcadas en planes de inversión de dudosa continuidad. Hasta ahora la gente ha ido tirando pero se acaban los ahorros». Con tal claridad se lo transmitió el gerente de Cobadu, Rafael Sánchez Olea, al ministro Miguel Arias Cañete durante la visita a las instalaciones de la cooperativa, en el término de Moraleja del Vino.

Porque si bien el representante gubernamental agrario llegaba para conocer la «trayectoria de éxito» de una de las empresas señeras en Castilla y León, los responsables cooperativos no quisieron pasar la oportunidad de exponerle las luces, pero también las sombras que afectan a un sector estratégico en la provincia de Zamora y también a las propias cooperativas. «Le hemos dicho al ministro que esto no se arregla con una concentración de la oferta, que necesitamos mecanismos de regulación que reequilibren la cadena de valor, protejan nuestras producciones y regulen la competencia desleal con terceros países» incidió Sánchez Olea.

La filosofía de Cobadu, una cooperativa que tiene «una larga trayectoria de hacer bien las cosas» en palabras del propio Arias Cañete, pasa por no perder la soberanía alimentaria. Pero también apuesta, y así quedó patente durante la visita, por una concienciación y actuación conjunta de las administraciones, organizaciones agrarias, de consumidores y los propios medios de comunicación.

«Tenemos que avanzar en comercializaciones conjuntas», expuso Sánchez Olea como encargado de poner voz a los socios -algunos de los cuales, empezando por el presidente de la cooperativa, Florentino Mangas, estuvieron presentes en el encuentro con el ministro-. Entre las autoridades estaba también el delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano, y la subdelegada del Gobierno en Zamora, Clara San Damián.

Los responsables de Cobadu valoraron «muy positivamente» la visita del ministro y su interés por la evolución de la cooperativa, su dimensión, el incremento de socios o la diversificación. «No se imaginaba (el ministro) una cooperativa con estos aspectos tan sociales», reveló Rafael Sánchez Olea de la visita.

De acuerdo con los datos expuestos en el dossier que Miguel Arias Cañete se llevó a Madrid, la Cooperativa Bajo Duero registró el año pasado una facturación de 243 millones de euros, 31 millones más que en el ejercicio anterior. La evolución de las inversiones ha pasado de los 721 millones con los que nació a 55.570 actuales, con una inversión media anual de 4 millones de euros.

El proceso de integración cooperativa, iniciado en el año 1996, ha culminado con la asociación de 30 cooperativas, once de ovino y caprino, una de porcino, nueve de vacuno, dos de piensos y siete de suministros; además hay otras tres colaboradoras.

Todo ello a lo largo de una historia que comenzaba en el año 1982, cuando nacía la cooperativa de primer grado en las comarcas de Fuentesaúco y Tierra del Vino, en zonas de regadío con fácil aprovisionamiento de materias primas y con el objetivo de satisfacer la demanda de piensos compuestos de las explotaciones ganaderas. Los 380 socios que se embarcaron en aquella aventura se han convertido hoy en un capital humano que supera los doce mil cooperativistas.

En cuanto a recursos humanos, Cobadu genera 255 empleos directos e indirectos, mientras que el número de empleados del Grupo es de 139 con una media de 36 años, de los cuales casi el 38% poseen titulación universitaria.

La presencia de Arias Cañete en esta cooperativa zamorana se enmarca dentro del recorrido por las principales agrupaciones de agricultores y ganaderos de España «para sacar las mejores enseñanzas y ver cuáles pueden ser los cambios normativos que se pueden introducir en nuestro sistema jurídico para facilitar el desarrollo del movimiento cooperativo».