Numerosos pueblos de la provincia han tenido que recurrir a la construcción de plantas de ósmosis inversa para solucionar los problemas que impedían el consumo del agua. Una de las últimas localidades en poner en marcha instalaciones de este tipo ha sido Villaralbo donde los vecinos pueden consumir ya agua potable del grifo desde el pasado 25 de marzo, tras 16 meses sin poderla utilizar para el consumo por la presencia de nitratos en el líquido elemento. El alcalde de la localidad, Felipe Juan, emitió ayer un bando en el pueblo para informar a los vecinos de la potabilidad del agua. En el escrito, el alcalde informó a los vecinos de que se ha instalado un «sistema de ósmosis inversa para la depuración del agua destinada a consumo humano, y tras recibir el informe favorable de la Consejería de Sanidad de la Junta, el agua es apta para el consumo humano».

Otro de los últimos municipios que han optado por este sistema es San Cebrián de Castro, donde se ha instalado una estación de tratamiento capaz de producir hasta 65.000 litros de agua potable al día. En este caso, los altos índices de nitratos y manganeso que contenía el agua en esta localidad impedían el consumo, al estar catalogada como no potable. De hecho, el nivel de nitratos que se considera apto para el consumo humano es de un máximo del 50%, un porcentaje que ascendía en San Cebrián al 58%.