El Ayuntamiento de Torregamones, presidido por el popular Francisco Javier Pascual, quiere promover como oferta de recorrido y de contemplación turística el diverso y rico patrimonio de fuentes tradicionales que el municipio tiene repartido por su geografía, tanto en superficie urbana como rústica.

Tales fuentes, más de medio centenar, conforman una nutrida relación de manantiales que, en muchos casos, presentan una construcción típica de la comarca de Sayago, a la vez que constituyen una seña de identidad del propio Torregamones. La población hallaba en estas fuentes el abastecimiento necesario para atender las necesidades domésticas, y también de sus reses, y todos los barrios disponen de su particular y adorado oasis.

Parte de estas fuentes conservan a su vera las correspondientes pilas de granito, instaladas en el lugar como bebederos de los animales domésticos: vacas, ovejas, cabras y burros. El dueño, refiere el concejal Manuel Toledo, «abastecía estos singulares abrevaderos sacando el agua de la fuente descendiendo los peldaños que hicieran falta para coger el agua surgida de entre el jabre». A base de cubos colmaba los recipientes tallados en bloques de granito y así aliviaba la sed del ganado reunido en la zona.

Las sólidas piedras empleadas en la arquitectura de algunas fuentes las dan un aire de eternidad y han permitido que llegaran hasta nuestros días firmes como pequeñas catedrales. En su interior emana el agua, en muchas de ellas con una estampa cristalina y, a los ojos, saludable. De la pureza del agua hablan los seres que habitan y deambulan en los fondos, y que no dudan en escalar las escaleras para buscar alimento o para hallar mejor acomodo. Es el caso de los tritones. Otras visten sobre el manto de agua un lecho de plantas conocidas en el pueblo como ahoganiños porque encubren su verdadera profundidad y pueden convertirse en verdaderas trampas para niños y niñas que por descuido pongan sus pies sobre ellas pensando que es un verde manto floral o de pradera. Es lo que muestra estas fechas con toda exposición la fuente denominada de Las Cabezas. Otros visten «bacillos», una planta arraigada en las paredes de piedra, de fuerte verde, propio de las plantas nacidas en escenarios de rica o sobrada humedad.

Las lluvias caídas en los últimos tiempos han favorecido el llenado de estas fuentes y todas ellas aparecen colmadas hasta casi los últimos peldaños, más dejando escapar el reguero que revela su vitalidad, pues, como dice el refrán: agua corriente no mata a la gente.

Algunas fuentes mantienen resguardada su entrada con una puerta de hierro. Toledo indica que hace unos años se procedió a la limpieza de determinados manantiales para su mejor conservación estética. El agua fue retirada con una bomba y luego se depuró la cavidad de toda maleza, piedras, cascajos, lodos y elementos depositados en ella. A las fuentes de dimensiones considerables y definidas, se suman otros muchos pequeños manantiales, donde apenas entra la cabeza de una persona, pero que también cumplieron su extraordinario papel cuando los habitantes hacían vida en el campo. Siguen ahí, en casos, acondicionados por Medio Ambiente y brotando agua transparente. Mientras la rivera se seca, estos manantiales sostienen su cuota de líquido capaza de mitigar la sed del personal y de otros seres que saben y se sirven de los mismos.

El alcalde de Torregamones, Javier Sánchez Pascual, destaca la importancia de este patrimonio tradicional y del valor que constituye como elemento turístico para un pueblo enclavado en el Parque Natural Arribes del Duero. El regidor considera que la valorización de las fuentes suponen un atractivo por si mismo, pero también un complemento a otros recursos existentes en Torregamones.