La mayor parte de los empleados de la planta eólica de Coreses acudieron ayer a sus puestos de trabajo por última vez en cumplimiento del expediente de regulación de empleo suspensivo que la empresa presentó la semana pasada antes de anunciar el cierre definitivo de las instalaciones. «Hasta ahora el único ERE presentado por la compañía ha sido el suspensivo, después solo ha habido un comunicado pero no se ha puesto nada oficial sobre la mesa», explica Andrés Mielgo, representante de los trabajadores de UGT.

El anterior ERE suspensivo marcaba el 28 de febrero como último día de trabajo de la plantilla antes del cierre temporal durante nueve meses que, en principio, establecía la reincorporación de los trabajadores el próximo mes de diciembre. En cumplimiento de ese acuerdo inicial, la mayor parte de los empleados cumplió ayer con su última jornada laboral, a excepción de los jefes de sección y del personal de oficina, que continuarán en sus puestos hasta la semana que viene. También será la próxima semana cuando los representantes sindicales y el comité de empresa convocarán una asamblea general con los empleados con la finalidad de plantear próximas actuaciones y posibles medidas de presión. «Nuestro objetivo es luchar para evitar que la empresa se vaya de Zamora y para ello estamos dispuestos a agotar todas las posibilidades», anuncia Agustín Bonis, miembro del comité de empresa de Alstom Wind Altamira. En último término, en caso de que la empresa no desista de su intención de cerrar la planta, los representantes de los trabajadores intentarán negociar las mejores condiciones para la plantilla, ya sea a la hora de establecer las indemnizaciones que se cobrarán por despido o al estudiar posibles recolocaciones o prejubilaciones, hasta ahora algunas de las opciones planteadas por la empresa.

La mayor parte de la plantilla comparte un perfil joven, con un tramo de edad inferior a los 35 años en casi en un 80% de los casos. Tan solo un reducido número de empleados, alrededor de cuatro, supera esa edad y alcanza entre los 55 y 58 años, lo que los hace más susceptibles de acceder a posibles prejubilaciones. Además, todos los trabajadores disponen de una elevada cualificación que les permitía ejecutar complejos trabajos técnicos dentro de la fábrica, especializada en la elaboración de las torres de los aerogeneradores eólicos.

El cierre de la fábrica se produce tan solo diez años de su apertura en 2002, lo que supone un corto periodo de vida para unas instalaciones de este tipo y para la elevada inversión realizada en las mismas.

El comité de empresa y los representantes de USO, UGT y CC OO, los tres sindicatos que cuentan con representación en la plantilla, mantuvieron ayer un primer encuentro para fijar un posible calendario de actuaciones que comienzan la próxima semana con una asamblea general con los trabajadores, a los que también se ha ido informando de la escasa información facilitada por la empresa hasta el momento.

Antes de abandonar las instalaciones tras concluir su última jornada laboral ayer, los empleados han colgado varios carteles en la entrada de la compañía en el que rechazan el cierre definitivo planteado por Alstom Wind, que no ha facilitado más información desde el pasado martes.