La migración invernal y las últimas lluvias han traído a las Lagunas de Villafáfila más de 20.000 aves de al menos un centenar de especies diferentes, sobre todo de gansos y patos, pero también de grullas, que este año alcanzan una cifra récord de 1.500 ejemplares. El incremento de las aves acuáticas migratorias, procedentes desde el Norte de Europa, ha sido «espectacular en las últimas dos semanas», explica el director de este espacio protegido, Mariano Rodríguez. Según precisa, la cifra de ánsares o gansos que alcanza en la actualidad la reserva es «similar e incluso algo mayor al del año pasado», a pesar de que la escasez de precipitaciones de este año hacían prever unos niveles inferiores. Sin embargo, las últimas lluvias han permitido una ligera mejora de los niveles de agua de las lagunas, que se encontraban bajo mínimos y habían causado un retraso en la llegada de aves.

El ánsar común, de gran tamaño y muy ruidoso, es una de las especies de las que se han contabilizado un mayor número, entre 15.000 y 20.000, y generan mayor espectacularidad en sus movimientos en grandes bandos en busca de alimento. Otras de las aves que se pueden contemplar en grandes concentraciones en las lagunas son el ánade real (azulón), pato cuchara, cerceta común, ánade silbón, focha, tarro blanco, avefrías, porrón común, porrón moñudo, gaviotas y ánade friso. En menor número también se pueden observar la garceta, zampullín, correlimos común, archibebe común, aguja colinegra, avoceta o garza real. Una diversidad de especies que permiten «disfrutar de una jornada en familia en un enclave cercano a Zamora que dispone de unas acogedoras instalaciones», según destacó ayer el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Alberto Castro. La reserva cuenta con una casa del parque abierta de viernes a domingo, aunque se pueden concertar visitas de grupos el resto de la semana. El centro recibió el año pasado 38.000 visitas, una cifra que este año se prevé aumentar hasta las 40.000.

El mediodía y el atardecer son dos de los mejores momentos del día para disfrutar de la observación de aves, cuando acuden en bandos a sestear y dormir en las lagunas. Al contrario de lo que se pueda pensar, los días nublados, como el de ayer, aunque reducen la visibilidad también permiten contemplar más de cerca a las aves, que vuelan a menor altura y a menos distancia de las lagunas.