El profesor sayagués de Geografía e Historia, José Luis Marino, reflexiona sobre el presente y el futuro de Arribes del Duero que conoce por estudios y por raigambre.

-¿Qué razones y motivaciones le impulsaron a realizar este trabajo sobre Arribes del Duero?

-Este trabajo es el resultado de un proyecto de investigación geográfica que realicé en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Oviedo bajo la dirección de Miguel Ángel Poblete. Desde pequeño recorría con asiduidad los arribanzos de Torregamones, donde pasaba largas temporadas ayudando a mis abuelos en las tareas agrícolas. He llevado a cabo un análisis e interpretación de las arribas desde una perspectiva de síntesis e integración de los componentes físicos (relieve, clima y aguas), bióticos (suelo y vegetación) y antrópicos (acción humana) que interaccionan en el paisaje.

-¿Qué aspectos destacaría del territorio como más representativos o significativos?

-El hecho trascendental que caracteriza y singulariza este territorio es un accidente físico muy marcado: el profundo y estrecho encajamiento del río Duero, que interrumpe de forma brusca y violenta el homogéneo relieve horizontal de la penillanura sayaguesa. Esta configuración geomorfológica influye en las condiciones climáticas del territorio, al comportarse este congosto hendido como un acumulador térmico que alarga y endurece los veranos, a la vez que acorta y suaviza los inviernos. De este modo aparece un islote de calor calificado de microclima. El factor abrigo de las arribas favorece la existencia de una vegetación termófila rica en especies típicamente mediterráneas (encinas, enebros, cornicabras, alcornoques, almeces, acebuches, labiérnagos), que contactan a medida que aumenta la altitud y la influencia atlántica con una vegetación de tipo marcescente (quejigos y rebollos) presente en las frías llanuras.

-Realmente es un escenario modificado incluso por el abandono agrícola y ganadero. ¿Qué repercusiones favorables o desfavorables suponen estas transformaciones para Arribes?

-El territorio de Sayago, ocupado desde época prerromana, ha sido modificado. La primigenia cubierta vegetal fue profundamente alterada debido a la secular intervención humana que desencadenó un importante proceso regresivo tras siglos de incendios, roturaciones, carboneo, sobrepastoreo e hipercultivo (son visibles marcas de arado sobre el basamento granítico). Esta influencia antrópica provocó la práctica desaparición del bosque climácico, para dar paso a los tradicionales cultivos cerealistas en alternancia con pastos sobre la penillanura y a bancales de olivos, vides y almendros sobre las arribas, sustentando un sistema de explotación mixto agroganadero. En las últimas décadas, como consecuencia del generalizado proceso de despoblamiento, se ha producido la recolonización por parte de extensas formaciones vegetales que componen el actual mosaico vegetal de los Arribes del Duero. Los encinares (Badilla), enebrales (Cozcurrita), alcornocales (Fornillos), quejigares (Torregamones) y cornicabrales (Mámoles) de los arribanzos son testigos de esta recuperación.

-¿Se puede hablar o existen agresiones irreversibles, impactos corregibles o situaciones que exijan medidas de preservación o conservación?

-Sin duda que en estos 10 años de andadura del Parque Natural se ha avanzado mucho en las labores conservacionistas, pero todavía quedan muchos impactos que corregir. Bajo mi punto de vista, los más urgentes son la depuración de todos los residuos vertidos a las riveras fluviales, la restauración de explotaciones mineras, la eliminación de vertederos y escombreras incontroladas, la recuperación de la cubierta vegetal y de suelo perdida por la acción devastadora del fuego o por la erosión superficial en áreas tradicionalmente sobreexplotadas y que difícilmente se pueden recuperar por sí solas, el control de las actividades turísticas desarrolladas en entornos fluviales para evitar posibles molestias a la aves en época de reproducción, la regulación de las actividades constructivas y urbanísticas para preservar los estilos arquitectónicos tradicionales de la comarca y la restauración y mantenimiento de los elementos divisorios tradicionales de las parcelas (cortinas), en peligro cuando se llevan a cabo actuaciones de concentración parcelaria.

-¿Cómo valora el impacto de las presas hidroeléctricas?

El impacto medioambiental provocado por las centrales hidroeléctricas, que entre las décadas de 1920 y 1970 del pasado siglo, es irreversible. Las presas generan un efecto barrera que modifican el régimen fluvial y la movilidad de la piscifauna. Además, en algunos casos, como sucede en el río Tormes aguas abajo de la presa de Almendra, no se respetan los caudales ecológicos. Y los tendidos eléctricos provocan una sobremortalidad accidental en la avifauna por electrocución y colisión, además del impacto visual de todas estas instalaciones.

-¿Qué opinión le merecen los incendios forestales que, a veces, calcinan escenarios de Arribes?

-Los incendios constituyen el principal peligro para la supervivencia de los ecosistemas y hábitats naturales de este territorio. Además, repercuten en última instancia y de forma negativa sobre las actividades y formas de vida de sus pobladores, dejando para las generaciones futuras la desertificación. La lucha contra los incendios forestales debe convertirse en una prioridad para las administraciones e instituciones. Las acciones de lucha contra los incendios son variadas. Las acciones de tipo preventivo, donde se incluyen las campañas de sensibilización, las campañas informativas en los medios de comunicación, la formación de brigadas que desarrollen labores silvícolas y de equipos que asesoren en todas estas prácticas preventivas. Estos últimos deben tomar el relevo de los campesinos que antaño mantenían limpio el monte y lo salvaguardaban de los catastróficos incendios. Por otra parte se encuentran las acciones de extinción, llevadas a cabo por todos los medios técnicos y humanos de la administración. A la vista de lo sucedido este último verano tanto en Arribes del Duero (incendios de Mámoles, Torregamones, La Bouza, Saucelle), se hace necesario incrementar esta dotación técnica y humana.

-El progreso es una meta perseguida en el medio rural que aparece despoblada, al igual que fijar población. ¿Qué aprovechamientos tiene Arribes para afianzar a la gente joven en los pueblos?

-El medio natural de Arribes del Duero supone un condicionante importante para el desarrollo de la agricultura (principal actividad económica en el medio rural). La monotonía litológica imperante (afloramientos masivos de rocas graníticas y en menor medida de rocas metamórficas de naturaleza silícea) determina el desarrollo de unos suelos muy pobres, que han impedido una especialización y consecuente mecanización como la del resto de la Cuenca del Duero. Además, las arribas exigen un costoso sistema de bancales para aprovechar sus aptitudes térmicas. Sin embargo, considero que estos condicionantes, que mucho tuvieron que ver en el despoblamiento de la comarca, se pueden convertir en una importante fuente de recursos para el desarrollo de la comarca. Los condicionantes expuestos determinaron la vocación agroganadera de la comarca, que por su carácter de área marginal y marginada ha permitido la pervivencia de un espacio rural tradicional muy peculiar y con pocas transformaciones, lo que por sí mismo constituye un importante atractivo turístico. Pocos espacios rurales españoles, si exceptuamos las áreas de montaña, poseen la personalidad paisajística de Sayago. Asimismo, la biodiversidad del medio natural ofrece cantidad de alternativas para diversificar la actividad económica. Encuentro potencialidades en ciertos aprovechamientos agrícolas como los cultivos leñosos (vid, olivo y almendro), ganaderos como las razas autóctonas (bovino, ovino, caprino, porcino, equino y asnal), forestales como la explotación de masas boscosas (encinares y alcornocales), apícolas, cinegéticos y piscícolas.

Zamora, 1970

De ascendencia sayaguesa (su familia materna es de Torregamones y la paterna de Gamones), y habiendo nacido en Zamora en 1980, ha vivido hasta hace seis años en Gijón (Asturias), a donde mis padres habían emigrado a finales de 1970 por motivos laborales. Actualmente reside en Toledo, donde trabaja como profesor de Geografía e Historia en el IES Miguel Hernández de Ocaña. La mayor parte de su tiempo libre lo dedica a mi familia (casado y tengo dos hijas de 1 y 3 años). Con ellas intenta salir al campo todo lo que puede, que es una de sus aficiones favoritas. El resto del tiempo lo emplea en la lectura y en practicar deporte. Recientemente ha autoeditado y publicado el libro «El paisaje natural de los Arribes del Duero zamoranos», que se puede descargar de forma gratuita en la dirección web: www.bubok.es.