Los lobos han dejado seis ovejas muertas y otras tres heridas tras atacar un rebaño en las inmediaciones de Roales del Pan durante la noche del martes. El ganadero se encontró con los animales muertos a primera hora de ayer y busca a otra docena de reses que permanecen en paradero desconocido tras ser dispersadas por los cánidos.

El ganado, formado por cerca de 280 ovejas, se encontraba en un terreno vallado muy próximo al pueblo. De hecho, la cercanía a las viviendas de la localidad ha causado perplejidad entre los vecinos de Roales, «ya que los lobos nunca habían atacado tan cerca», según asegura el ganadero afectado, Juventino Martín Hernández.

Las escasas probabilidades de que su rebaño resultara atacado a tan poca distancia de la localidad llevó a este pastor a prescindir de la contratación de un seguro para cubrir posibles ataques del lobo, lo que le hace temer que tendrá que asumir en su totalidad las pérdidas económicas sufridas. Unos perjuicios que todavía no ha cuantificado a la espera de localizar los animales desaparecidos. Además, según asegura, «las tres ovejas que han quedado heridas tienen están agonizando y morirán en los próximos días». De hecho, algunos de los animales que todavía permanecen vivos tras sufrir el ataque tienen graves heridas en el vientre que han dejado fuera parte de sus intestinos y otros órganos vitales. De hecho, el tipo de heridas han ayudado a identificar que el ataque ha sido causado por los lobos, ya que sus dentelladas siempre se localizan en el vientre y debajo del cuello.

A mayores de las ovejas que han resultado muertas y heridas se suman los daños que se prevé que sufrirán el resto de los animales como consecuencia del estrés causado por los lobos, «lo que hará abortar a las ovejas que se encontraban en gestación», según lamenta el pastor. En el ataque varios animales también se rompieron las patas al saltar el cercado en un intento de huida de los cánidos, que entraron al recinto por uno de los bordes que, en lugar de vallas, estaba delimitado con cañizos, es decir, un entretejido de cañas, aunque de elevada altura. De hecho, los cadáveres de los animales aparecieron tanto en el interior del propio recinto como en otros terrenos cercanos.

Tras el ataque de los cánidos, Juventino Martín Hernández asegura que se siente «totalmente indefenso». Un técnico de la Junta de Castilla y León visitó ayer su explotación para realizar un informe sobre los daños causados, aunque la ausencia de seguro de lobos impide cualquier tipo de indemnización económica.

La falta de compensación económica indigna a este pastor de Roales de 57 años, que lleva desde los doce años dedicado a la cría de ovejas. Según recrimina, «el sector está muy mal y cada vez afrontamos más gastos con lo que un ataque de lobos ahora mismo resulta sangrante». Al margen de las 280 ovejas que sufrieron el ataque de los lobos, el ganadero posee otras 80 junto a su casa, pero nunca había sufrido ningún ataque. Según precisa, «otras veces perros sueltos me había mordido a alguna oveja pero las mordeduras de los lobos son diferentes y se identifican enseguida».