¿Es la hora del medio rural; es el momento de volver la mirada hacia lo que ocurre en el campo? Fernando García-Dory es uno de los convencidos de que sí. «El auge de todo lo financiero en la economía, la apuesta por una estructura económica basada en la construcción y el turismo se ha revelado como un fracaso. Y al lado tenemos el caso de Francia, con un apoyo claro a la agricultura que les da resultados».

Movido por ese ejemplo, pero también desde la defensa militante del campo, de lo agrario, a este artista y agroecólogo se le ocurrió un día conjugar la creatividad con el medio rural promoviendo prácticas creativas que ayuden a reflexionar y analizar las «dinámicas actuales que se viven en el campo». Y fue así como nació Campo Adentro. Un proyecto que busca la intersección entre el arte y lo rural que ya ha alumbrado modelos en diversos pueblos de la geografía nacional.

En su segunda edición, Zamora adquiere protagonismo a través del pueblo de Prado, de la mano de Carmen Cañibano, una artista originaria de la comarca terracampina interesada en explorar las transformaciones del medio rural desde la práctica artística. La propuesta de esta licenciada en Bellas Artes y profesora de Dibujo Técnico -Tiempo(s) de trabajo- estudia el trabajo agrícola en relación a los usos del tiempo en el proceso total de esta labor en el cultivo de cereal.

La de Cañibano es una de las cuatro propuestas seleccionadas este año dentro del programa de residencias de Campo Abierto que desarrollará las iniciativas, además de en Zamora, en las provincias de Barcelona, Cáceres y Burgos.

«Inaugurado nuestro propio tiempo de trabajo en Prado. Un pueblo de 77 habitantes en la extensión que Víctor y David, los dos únicos niños del pueblo, recorren con sus bicis en apenas un minuto. El tiempo entre la iglesia y el depósito de agua, los dos hitos desde la lejanía. Desde esas tierras de un paisaje monocromo, visto ya como lugar de trabajo en el que echar horas». Es la reflexión de la artista en los inicios de esta experiencia del todo novedosa que se ha venido desarrollando en diferentes periodos a lo largo del año y en la fase final la artista fija su residencia en el pueblo.

«Prado es mi lugar de origen. Ahora regreso a este entorno para realizar el proyecto tras, como tantos otros, migrar a la ciudad», cuenta Cañibano. A la creadora le interesa especialmente «cómo se está transformando el lugar, al igual que otros municipios de Tierra de Campos, en las últimas décadas; por ejemplo en lo que respecta a los métodos y tiempos del laboreo agrícola». Resalta que «alrededor de 63.000 agricultores/as trabajan cultivando cereal en Castilla y León haciendo así de esta Comunidad la primera en esta producción. No más de dos decenas lo han hecho desde Prado, recolectando alrededor de mil quinientas toneladas entre cebada, centeno, avena y trigo».

Con la «extraordinaria» ayuda de los agricultores del pueblo, Carmen Cañibano enriquece el proyecto y arroja datos tan curiosos como que «en los años 60 del siglo pasado, con los aperos tradicionales, el periodo de recolección de 1 hectárea de cereal requería 641 horas de trabajo. Hoy, mecanizados casi al completo, sobran más de 600 horas para concluir las labores de cultivo de cereal. Unos minutos bastan para controlar temperaturas, revoluciones, velocidades, bomba, inflado de neumáticos, accionar palancas, para elevar ruedas, tomar curvas o empaquetar la paja en prismas perfectos de 200 kilos».

Lo que se propone esta artista zamorana es efectuar el registro audiovisual del tiempo completo de trabajo empleado en el cultivo de una hectárea de cereal. «Una representación del trabajo, en este caso agrícola, que actualiza una larga tradición. Tras superar el umbral del fordismo y posfordismo, pretendo realizar una nueva representación de otras condiciones en que se realiza el trabajo en este estadio diferente».

Prado, como uno de los laboratorios creativos, «puede servir de muestra de los nuevos sistemas de producción y de la metamorfosis del trabajo, también agrícola».

En diciembre se organizará y montará una exposición final como resultado de la residencia y se mostrará el proyecto en la localidad.

Se cumplirá así el objetivo de situar la mirada en el medio rural, en concreto, un pequeñito pueblo de la comarca de Tierra de Campos, cuyo aparente inmovilismo no adivinaba las posibilidades que puede ofrecer a un creador. A partir de ahí, puede que las nuevas generaciones vean algo más allá de la gran urbe. «Con un porcentaje de paro altísimo entre los jóvenes de 25 a 35 años, el campo puede ofrecer una salida. Desde el punto de vista creativo tradicionalmente se asocia a algo con pocas oportunidades culturales», reflexiona García-Dory. Campo Abierto quiere romper el tópico.

¿Qué es?

Es un proyecto sobre territorios, geopolítica, cultura e identidad de las relaciones campo-ciudad en España. Promovido por el artista Fernando García-Dory, cuenta con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, la Plataforma Rural Estatal, el Museo de Arte Reina Sofía y cinco universidades españolas.

Objetivo

Crear una plataforma de encuentro del presente y el futuro del medio rural a través del arte.

Objetivo

En la segunda fase del programa de residencias los artistas seleccionados han sido: Carmen Cañibano (Prado-Zamora), Francisco Arroyo (Avinyó-Barcelona), Asunción Molinos (Aranda de Duero-Burgos) y el equipo formado por Bárbara Fluxá, José Bernal y Fernando Martín (La Vera-Cáceres).

La artista

Mª del Carmen Cañibano (Zamora, 1974) es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca. Ha realizado estudios de doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid así como estudios de máster en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente trabaja como profesora de Dibujo Técnico en centros de enseñanza no reglada (Madrid). Es colaboradora del colectivo artístico surrey-a.