«Hoy lo que toca es reivindicar el orgullo de ser sanzolanos, de sentirse satisfechos de haber forjado un carácter que da personalidad; que fuera de aquí, para bien o para mal, nos conocen; de que hemos dejado impronta, que los vecinos de este pueblo hemos guardado el pasado en una caja de cristal, para que no se estropee, pero que también hemos entrado en el futuro con la cabeza levantada, sin miedo». Tradición y sentimiento fueron los pilares sobre los que los Amigos del Zangarrón, representados por José Javier Sánchez, Antonio Domingo y Valentina Puga fijaron su pregón de las fiestas de San Sebastián, que se celebran ahora, en septiembre, en un ambiente de «membrillo y vendimia», cuando antaño tenían su fecha como correspondía en el santoral, a primeros de año, a veinte días del Zangarrón, la fiesta santo y seña del pueblo, el auténtico icono que simboliza a la localidad, también destacado en la proclama. «No hay pueblo en Zamora, no hay pueblo en España que haya entendido mejor que éste que las tradiciones son el nexo de unión del pasado, el presente y el futuro, que mantener las costumbres de siempre es dejar al aire el salvavidas al que agarrarnos. ¿Qué hijo de este pueblo no saca pecho cuando oye hablar del Zangarrón fuera de Sanzoles?». Hubo referencias, claro, al pasado, quizá mas mísero pero también más vital en el pueblo: «El censo de población va cayendo, cada vez se oyen menos niños en las calles, pero ese sentido de pertenencia, de estar en el club, de ser de la misma tribu lo tenemos todos los que hemos nacido aquí, o que tenemos nuestras raíces perdidas por el Montico, Las Llaves o los Vivales. Esa fuerza que no se ve, pero que tiene más consistencia que la maroma que sujeta el mayo, es la que nos da a todos un sentimiento de comunidad. Eso no lo va a romper nadie. Porque ser sanzolano es un sentimiento que bebe en la prehistoria y tiene como destino la eternidad».

Tras reinvidicar la figura de fiesta de interés turístico nacional para en Zangarrón («celebración que está asegurada y garantizada, tiene vida para rato»), Puga, que representaba a la Asociación que promueve esta fiesta hizo mención a las otras dos entidades culturales del pueblo, la de Melitón Fernández y las águedas.

Y hubo, cómo no, referencias a la crisis: «Hagamos unas fiestas anticrisis, o lo que es lo mismo, bailemos y brinquemos más que nunca para darle envidia a la Merkel y compañía, que están arrugados de tanto decir "no». Estamos todos tan agobiados por las amenazas que nos vienen de fuera, que hemos olvidado esos otros valores que tenemos en este país y que precisamente tienen que ver con la fiesta». De momento, «ya hemos demostrado que somos capaces de sacar petróleo en una época con los carburantes por los cielos. La gente sanzolana ha respondido al llamamiento de la Comisión de Festejos y al final, ya ven, habrá espectáculos taurinos por los cuatro costados» . Y es que gracias a la aportación ciudadana se ha podido dar cabida en el programa a dos encierros y un concurso de cortes

El discurso terminó con un deseo: «hay que hacer votos por una revitalización del ámbito rural. Ahora, cuando pintan bastos y el horizonte se achata con negros nubarrones, tenemos que levantar la cabeza y gritar nuestra propia ordenación territorial. Que no nos toquen los pueblos, que no nos toquen nuestra cultura, nuestras tradiciones, que si hay cambios sea para potenciar una forma de vida que se ha mantenido durante miles de años, que refuercen nuestros servicios, que internet se universalice y se facilite la vuelta de sanzolanos a su tierra natal. En tiempos de dificultades siempre se ha vivido mejor en los pueblos que en las ciudades. Vamos a hacer del ámbito rural un medio y un fin, vamos a sacar pecho y a exigir que se pague la deuda histórica a una tierra que prestó su alma para hacer más grandes y más fuertes las ciudades».

Las peñas y el colorista y vivo desfile de carrozas pusieron ayer la nota de color y la algarabía en la inauguración festiva de Sanzoles del Vino.