De cómo un pueblo de apenas trescientos habitantes es capaz de organizar hasta cuatro exposiciones a la vez de contrastado interés. En Moralina de Sayago sus vecinos llevan años trabajando como hormiguitas para mantener un legado imborrable. Ensalzar lo suyo. Y ahí está el museo etnográfico, el sendero botánico o el aula de la naturaleza.

Junto a iniciativas de carácter permanente, la asociación «La Veiga» promueve proyectos como el llamado «Dos y dos son cuatro», financiado por el grupo de acción Aderisa, que sitúan a Moralina durante estos días (las muestras se cierran mañana) en un destino de interés.

Novedosa es la iniciativa «Sayago Sagrado» que ha permitido reunir en la iglesia de Moralina una representación del arte sacro de las parroquias del entorno. La exposición consta de catorce imágenes procedentes de Villadepera, Villardiegua, Moral, Gamones, Torregamones y Moralina. Se puede contemplar pendones, relicarios, cruces o tallas que salen en procesión (vírgenes, cristos, el Niño Jesús, dolorosas o soledades de la Semana Santa o fiestas patronales) y también santos a los que se encomiendan los fieles ya sea para curar los riñones, la vista, buscar novio o pedir agua.

Tras salvar ciertas reticencias por la salida de los santos de sus parroquias, los organizadores han conseguido reunir durante unos días un patrimonio religioso que se ha documentado con el fin de facilitar la máxima información al visitante. Entre las imágenes se encuentra un San José, llamado «El viejo», vestido con ropas del siglo XVII, o un san Zoilo, de Villadepera. O una Virgen del siglo XIV de Villardiegua de la Ribera llamada Santa Ana; una Soledad y el pendón. Y entre todas las tallas donadas por las cinco por las cinco parroquias destaca un Cristo románico del siglo XIII, llamado Cristo de la Veiga de Moralina y que en el pueblo es conocido como de San Atilano porque estaba en el cementerio.

Tras la visita a la iglesia, a unos pasos se encuentra el aula botánica donde se puede contemplar una abundante representación de la flora de los Arribes del Duero, cuyo Parque Natural cumple este año el décimo aniversario de su declaración. Además de la exposición permanente, «Verde por fuera» muestra un mural con 120 fotografías de las plantas más representativas de la zona. Tallos, hojas o hasta seiscientas plantas prensadas que componen el herbario elaborado, como tantas iniciativas ahora, con pocos medios económicos y toda la voluntad.

Y en Moralina, cuna del artesano textil más veterano, Felicísimo Pascual, que este año cumple 90 años, no podía faltar una muestra de piezas elaboradas en los telares antiguos y modernos de Moralina. Almohadas, alfombras, toallas... Numerosas piezas elaboradas por las personas que se han apuntado a los talleres organizados durante varios años en el pueblo dentro de la iniciativa transfronteriza Territorios Ibéricos.

La exposición «Los hilos que nos unen» se encuentra en la sala FiliArte, cedida desinteresadamente por una vecina que ha acondicionado un edificio para acontecimientos culturales. Y estos días se ha llenado de vida. En la planta superior las creaciones textiles y en la inferior una exposición de pinturas, «Ser Arribas», de artista de la artista de Villardiegua de la Ribera, Rocío Magarzo, quien ha vendido algunas de sus obras.