El alcalde de Moraleja del Vino, Guillermo Freire, suspendió ayer el pleno ordinario previsto para las doce y media del mediodía tras los enfrentamientos entre el concejal de Izquierda Unida, Francisco Martín y los concejales del equipo de Gobierno debido a las discrepancias surgidas en torno a la intención del edil de la oposición para grabar la sesión plenaria en video. Nada más acceder a la sala de plenos, y sin haber comenzado oficialmente la sesión el alcalde y concejales del PP solicitaron al cámara que se encontraba grabando desde el primer momento que se retirara hasta que se debatiera en el punto correspondiente del orden del día la propuesta de IU para grabar la sesión. Los concejales de IU se negaron y se desató un polvorín de insultos e improperios.

Por una parte el equipo de Gobierno entendía que es el alcalde quien tiene potestad para otorgar o denegar la grabación, mientras que IU argumentaba que los plenos son públicos y por tanto no se tiene por qué debatir en el orden del día un permiso para grabarlos. Ante estos primeros arrebatos, plagados de alusiones personales e insultos como los esgrimidos por el alcalde y sus concejales que tildaba de «agitador y manipulador» al concejal de IU «porque en el mismo sitio que estás tu ha habido concejales de IU que han estado trabajando por el bien del pueblo», «no eres de Moraleja y has venido a fastidiar todo el trabajo que llevamos haciendo consiguiendo tener una gestión saneada» e incluso en los momentos más álgidos del enfrentamiento se llegaron a escuchar palabras más gruesas como «miserable» o «marrano».

Ante los improperios, el concejal de IU, reivindicaba democracia y transparencia a la vez que acusaba a Freire de tener el ayuntamiento como su «chiringuito particular», expresión ésta que desató la airada reacción del alcalde y tres de sus concejales, Daniel Ovides, Inmaculada Parra y Eva Calvo quienes se enfrentaron al portavoz del IU e incluso estuvieron apunto de agarrarse, negándose rotundamente a que se grabara el pleno, hasta que no se iniciara el mismo y se llevara a debate el punto número dos donde estaba prevista la grabación.

Guillermo Freire llamó a la Guardia Civil hasta en tres ocasiones, pero los agentes no hicieron acto de presencia, por lo que el alcalde decretó la suspensión de la sesión, algo que ya había propuesto un concejal de su mismo grupo, Nicolás Rodríguez, ante lo caldeado del ambiente, que hacía imposible debatir serenamente cualquier asunto. «No estamos en condiciones para celebrar nada», explicaba el edil.

Una vez suspendido el pleno y cuando habían salido ya fuera del Consistorio la mayoría de los concejales de la oposición, apareció la pareja de la Guardia Civil quienes permanecieron en todo momento en el exterior del Ayuntamiento.

Un caso similar se produjo la pasada semana en Villarrín de Campos, cuando dos concejalas del Partido Popular solicitaron también grabar el pleno, a lo que se opuso la alcaldesa, de su mismo grupo, quien también requirió la presencia de la Guardia Civil, si bien los agentes consideraron que no tenían motivos para intervenir en un pleno público, y una vez identificados los concejales se puedo grabar el pleno.

El diputado de IU Francisco Molina se escudó en el ejemplo de Zamora, capital, donde los plenos se transmiten en directo por internet en defensa de su tesis de la legalidad de la presencia de las cámaras.