Coag insiste en que al sur del Duero «no debe haber lobos», y considera que, al sur del Duero, «los daños son tan importantes que pone en peligro de extinción la ganadería extensiva y las razas autóctonas churra y castellana». Miguel Blanco habló de «una cohabitación de mínimos», aunque planteó «la no existencia de lobos en la zona de Sayago así como que no deben dejarse instalarse en Tierra de Campos. Con las zonas de reserva nos debemos conformar nosotros y Europa»,

El representante de Asaja, Luis Pérez, indicó «la paradoja que se da en las zonas donde la Junta de Castilla y León responde patrimonialmente de los daños, porque no hay problema al haber desaparecido la actividad ganadera». Insistió en que «es constatable que cuanto más nos acercamos al cumplimiento del cupo de lobos abatidos menos son los daños». Criticó que «en algunas esperas y aguardos parece que la guardería está más interesada en preservar las especies que en realizar un control de la misma porque no es normal que, poco antes de dar el ojeo, alguien pase con una moto por delante de todos los puestos, como para espantar la presa».

El secretario provincial de Upa, Aurelio González, coincidió con Coag y Asaja en que «si se abaten lobos bajan los daños», al igual que en la reclamación de que sea «la Junta de Castilla y León quien suscriba el seguro por los daños del lobo». Aurelio señaló, respecto al jabalí, que «ha pasado de ser una especie cinegética a una plaga, que ha provocado daños irreparables». Upa exigió, sobre esta especie, «una solución inmediata a la solicitud de esperas, aguardos y batidas, e incluso que las solicitudes las puedan hacer los propios agricultores».