El maestro de Villalpando, Andrés Vázquez, que tiene en mente matar en Zamora un novillo-toro de Victorino Martín para celebrar su ochenta cumpleaños, prepara su vuelta a los ruedos en las dehesas de bravo de la provincia de Salamanca.

Lo ha hecho este fin de semana en la finca de Sayalero, ubicada en el municipio salmantino de Sancti-Spíritus, dentro del conocido Campo Charro, donde el maestro se ha entrenado con dos vacas de encaste jandilla, ante la mirada atenta de expertos aficionados que no se han querido perder la estampa inédita de un Andrés Vázquez que sueña con volver a vestirse de luces.

La primera de las vacas era demasiado lista y apenas le ha dado oportunidades al maestro con la muleta.

La segunda y última de la tienta fue otra cosa: dos medias verónicas y una veintena de muletazos que han devuelto aún más si cabe las ansias de toreo del maestro zamorano de Villalpando.

Ahora, sólo falta por rematar el festival, ha explicado a EFE su mozo de espadas, Jaime Rubio, que confía en que entre todos hagan realidad el sueño de Andrés Vázquez.

El torero lo tiene claro, el día de su cumpleaños, el 25 de julio, quiere dar muerte a un novillo aventajado de la afamada ganadería de Victorino Martín, durante el festival taurino que se pretende celebrar en la capital zamorana.

Mientras tanto, Andrés Vázquez continuará con sus tientas y entrenamientos físicos diarios para estar a punto el 25 de julio.

La próxima tienta prevén celebrarla en la casa de Ángel Teruel, un torero de su época que tiene una ganadería de bravo en Navalmoral de la Mata (Cáceres).

También tienen en mente desplazarse a Sevilla para tentar en la ganadería de Ortega Cano.

Y, mientas tanto, el matador recuerda que el próximo 19 de mayo se cumplen 50 años de su alternativa, donde tuvo de padrino en Las Ventas a Gregorio Sánchez y de testigo a Juan García Mondeño, con toros de Benítez Cubero.

Ilusión no le falta al maestro, que concluyó el tentadero empinando el botijo que lleva su nombre, bajo un sol de justicia de 30 grados y exclamando: ¡Vaya dos medias que le he dado a la segunda, ahí queda eso!