La Sierra de la Culebra se vistió ayer de fiesta para dar la bienvenida a las romerías transfronterizas de la comarca natural de Aliste, Tábara, Alba y la región de Tras Os Montes, con la veneración tabaresa a dos insignes santos: San Blas y San Mamés. La jornada acompañó con mucho sol y, como manda la tradición cada Lunes de Pascua, los vecinos y los emigrantes se dieron cita en la montaña y en el valle para, desde la hermandad y la convivencia, poner fin a las vacaciones de una atípica y fría Semana Santa.

El santuario se quedaba pequeño para acoger a los fieles devotos que acudieron a la Santa Misa, oficiada por el párroco José Manuel Ramos Gordón, y presidida por el alcalde José Ramos San Primitivo y la Corporación municipal de Tábara.

Finalizada la eucaristía, hombres y mujeres, tanto niños como jóvenes y mayores fueron pasado junto a San Blas buscando la protección contra los males de garganta, y a San Mamés protector este contra las dolencias relacionadas con las fracturas y dolencias óseas.

Pasado ya el medio día la cita fue en la pradera del valle, con la subasta de los ramos y los bollos que, como ya es habitual, tuvieron una gran demanda y aceptación entre los animados romeros.

Uno de los aspectos más importantes de la romería de San Blas y San Mamés volvía a ser la comida. Allá, a la vera de los robles, las familias degustaron las mejores y más sabrosas viandas de la tierra, aderezados con los recuerdos de tiempos pasados en la histórica romería de la Sierra de la Culebra que antaño solía congregar a devotos de los 13 pueblos de la antigua Tierra Vieja luego convertida en marquesado.

Los pueblos de la tierra que acudían a la romería antaño eran Abejera, Escober, Faramontanos, Ferreras de Arriba, Ferreras de Abajo Ferreruela, Litos, Moreruela, Pozuelo, Riofrío, Sesnandez y Santa Eulalia. Los años de mayor esplendor fueron la década de los cincuenta del siglo XX cuando solamente la Villa contaba con una población de 1.703 habitantes, prácticamente el doble de la actualidad.

La tarde se completaba con los juegos y los bailes aprovechando la bonanza climatológica que ayer si fue verdaderamente primaveral y acta para la fiesta campera.