Hasta cuatro incendios se declararon ayer en la comarca de Sanabria en los términos de Santa Cruz de Abranes, Porto, Castromil y Robledo. Al cierre de la edición continuaba activo el incendio de Porto, mientras que los de Santa Cruz y Robledo estaban controlados.

La totalidad de los efectivos centró su labor en la Sierra de Porto, donde el fuego era de grandes proporciones y visible desde toda la comarca. Desde primeras horas al menos dos helicópteros, uno de ellos con base en Villardeciervos, y un hidroavión centraron al descarga de aguas y retardantes en la sierra, mientras se movilizaban las cuadrillas y los agentes medioambientales disponibles en el operativo de guardia.

El fuego de Castromil pasó sin pena ni gloria para los efectivos de extinción, aunque llegó a la carretera de acceso a la localidad a la altura del kilómetro 8, aunque no peligraba que se propagara saltando la carretera. Otro incendio se declaró a primera hora de la mañana en la zona limítrofe de León, hacia la zona de Castrocontrigo, aunque no había peligro de que se extendiera a Sanabria. En la frontera de Portugal con el término de Hermisende se avistaban otra media docena de columnas de humo aunque no peligraba que traspasara la frontera.

Sobre las cuatro y diez de la tarde se avistaban dos columnas de humo en una zona de labradío en la frontera de Portugal y Castromil, como indicó un vecino. A las 17.35 horas sobrevoló el espacio un helicóptero desplazado desde la zona de Porto. Dio una vuelta, sobrevoló el espacio aéreo de Portugal, unos cientos de metros, y regresó sin soltar ni una gota de agua. A las 17.45 un vehículo de Medio Ambiente circuló por la carretera, ralentizando la marcha a la altura del fuego que ya estaba prácticamente en la carretera. No se paró y continuó a Castromil. Unos minutos más tarde llegó un vecino del pueblo «no tengas miedo que este no lo apagan porque es en fincas particulares, si fuera en un pinar sí lo apagaban». El hombre temía que el fuego le dañara una cuadra para el ganado que tenía cerca del lugar donde comenzó. No tuvo ninguna duda para afirmar que el incendio comenzó en Portugal.

El fuego abrasó monte bajo y las escobas bien crecidas junto a la cuneta y el solo parecía que tenía ganas de apagarse. El hombre estaba pendiente de que el fuego no entrara al prado porque «no le hace ningún beneficio, no es bueno». En un incendio que le alcanzó un prado, el fuego de subsuelo afectó a las raíces y comprobó que «al llover se llevó la tierra» y dejó el prado hecho unos zorros que luego tuvo que allanar y rellenar. El riesgo ayer era que el fuego pudiera saltar la carretera, aunque el vecino entendido en la materia lo veía difícil. Al otro lado de la carretera había una construcción, una majada de pinos y una explotación apícola. El fuego allí se quedó solo. En ascuas.