Los cinco concejales de la oposición en el Ayuntamiento de Fermoselle, que han llevado a cabo en el salón de plenos un discutido encierro de cinco días, y una no menos entredicha huelga de hambre de casi tres jornadas, decidieron en la mañana de ayer deponer su actitud y abandonar la protesta. También han resuelto llevar al Juzgado «la vulneración de sus derechos» como concejales al impedírseles, una y otra vez, votar los puntos del día incluidos en las sesiones plenarias.

Precisan, además, que abandonan su postura «a la vista de que el alcalde del municipio y el presidente del Partido Popular siguen con su actitud caciquil y sin querer cumplir con la Ley ni dando respuesta a las peticiones de los ediles».

No obstante, afirman haber conseguido el objetivo «de que las reivindicaciones hayan llegado a conocimiento de las diferentes administraciones e instituciones», y expresan su agradecimiento «al apoyo incondicional de nuestros partidos y de muchos vecinos de Fermoselle».

También justifican el abandono de la protesta «en el consejo» de sus respectivos partidos «de no poner en peligro nuestra salud», e indican que la protesta hace resentirse «nuestra vida familiar y laboral».

Sin embargo, anuncian para el futuro «medidas más drásticas» de mantenerse la inviabilidad de las votaciones en las sesiones plenarias.

La oposición en el Ayuntamiento de Fermoselle, que conforma la mayoría de la Corporación, está integrada por los concejales socialistas Feliciano Arce y Susana Hernández, por el representante de Adeiza Miguel Ángel Prieto, por el edil de Unión del Pueblo Leonés Enrique Serrano y por el concejal no adscrito, tras abandonar el equipo de Gobierno del PP, Julio Vaquero, que ha sido duramente descalificado por su transfuguismo desde el Partido Popular.

El Secretario de Política Municipal e Institucional del PSOE de Castilla y León, Julián Simón de la Torre, expresó ayer su apoyo a los encerrados y subraya que el PP «no se puede excusar en el acuerdo antitransfuguismo ya que no existe ninguna moción de censura presentada sino la reivindicación del funcionamiento democrático del Pleno de la Corporación».

Responde así al presidente del PP provincial, Fernando Martínez Maíllo, que anteayer anunció que llevará el caso de Fermoselle ante la comisión antitransfuguismo, y pidió a los socialistas que, en virtud del pacto suscrito, deberían «excluir, marginar, arrinconar y despreciar al concejal tránsfuga».

Los concejales fermosellanos asistirán el viernes al Pleno de la Diputación donde los partidos de la oposición presentarán una moción relativo a su problema, y además llevarán los mismos puntos rechazados una y otra vez a la sesión plenaria prevista para el día 30, en el Consistorio de Fermoselle.

El encierro se inició nada más dar el alcalde por concluido el pleno convocado el pasado 29 de febrero, y que resultó un fiasco a partir del segundo punto, cuando la Alcaldía no permitió votar el asunto y la oposición se negó a seguir adelante si previamente no se votaba el anterior. Son puntos que dejan en manos de los integrantes de la oposición prácticamente la gestión municipal y la delegación del municipio en los diferentes organismos mancomunados.

El alcalde Alejandro Fermoselle, al tener conocimiento de la protesta de la oposición política, publicó un decreto de la Alcaldía insistiendo en lo expresado una y otra vez en el desarrollo de los plenos, y es que «se trata de acuerdos adoptados válidamente por un Pleno, con legalidad intrínseca, y que han devenido firmes al no haber sido objeto de recurso administrativo y/o judicial por lo que no procede su revisión mediante nuevos acuerdos plenarios». Además, cimenta su determinación en «dos informes jurídicos», aunque ambos son realizados por profesionales ligados al Ayuntamiento.

El encierro y la huelga de hambre de los concejales de la oposición en el Ayuntamiento de Fermoselle fue seguida con todo detalle por la población y el propio alcalde, puesto que se llevó a cabo con las puertas abiertas a todo el mundo, y fueron constantes las presencias de los ediles en los aires de la plaza para fumar y charlar con los vecinos, e incluso las escapadas para atender compromisos puntuales. Sin embargo, no faltaron momentos altamente emotivos, «que hicieron brotar las lágrimas», como la visita de las hijas a un concejal encerrado que no podían menos que extrañar la ausencia del padre de la casa.