Una espléndida tarde de sol, también fría, acompañó ayer a los quintos de Villabuena del Puente en su día grande. Mercedes de la Iglesia Pérez, Juan Luis de la Iglesia García, Lucía Muñoz Feo, Adrián Manzanera Casado y Roberto Hernández Barajas han protagonizado este año la tradicional «fiesta de la vaca», personaje encarnado por Gregorio Santos Yuberos, que con su cornamenta de madera y el vergajo se encargó de proteger a los mozos y mozas frente a cualquier lance.

Pese a la larga jornada festiva, que comenzaba la tarde del viernes con la recogida de la leña para atizar la hoguera donde se preparó el chorizo con el que invitaron al pueblo, los jóvenes cumplieron a la perfección su papel; bailaron jotas y recogieron aguinaldos por todo el pueblo, en lo que se llama el ritual de «estilos y costumbres», acompañados por la charanga.

Un pueblo que de madrugada degustó la típica longaniza en las inmediaciones del puente y que recibió el día grande con una chocolatada, animado en todo momento por las jotas castellanas típicas. Por supuesto, los quintos dieron la serenata por las calles, incansables tras una larga noche de diversión y un largo día que se prolongó hasta bien entrada la madrugada de hoy. «Aguantan cuarenta y ocho horas sin parar», apuntaba el alcalde de Villabuena del Puente y padre de una de las quintas, Constantino de la Iglesia.

El momento más singular y brillante de esta fiesta de juventud tuvo lugar ayer, a primera hora de la tarde, cuando los mozos y mozas, vistiendo sus mejores galas y acompañados por sus familiares, comenzaron en el bar Venecia el recorrido por las casas de cada uno de ellos.

Los vecinos de Villabuena del Puente, y también los hijos del pueblo que no se quieren perder el acontecimiento, participaron sumándose a los típicos bailes que llenan las calles de fiesta y diversión. No han sido los doce quintos del año pasado, pero los cinco que este año renovaban la costumbre se bastaron por sí mismos para que este popular evento, llamado popularmente «correr la vaca», se celebrara con toda la brillantez que le caracteriza.

Como es de ley, los mozos y mozas vistieron traje, escarapela y capa torera. Elegantemente vestidos fueron arropados por todo el pueblo antes de iniciar los bailes, con madres y padres, entre ellos mismos, con vecinos y amigos, y con el imprescindible acompañamiento musical.

Esta fiesta de quintos antiguamente tenía lugar el 3 de febrero (día de San Blas) pero ahora coincide con los carnavales y tiene el sábado su día grande. La coincidencia con el fin de semana favorece la asistencia de numerosas personas que en esta edición desafiaron a un día frío en lo meteorológico pero de lo más cálido en lo humano por el buen ambiente reinante en el pueblo.

La jornada festiva concluyó con la cena de los quintos y una verbena que se prolongó hasta bien entrada la noche. Los quintos renovaron una tradición ancestral en Villabuena del Puente.