Andrés Vázquez nunca ha perdido la forma física. Entrena todos los días en Villalpando y a la vez prepara a novilleros y aficionados con ansias de imitarle. Es un deportista nato, que lleva el arte prendido a su resistencia. Y cuando se abre la campaña de caza menor, se echa al campo con sus galgos en busca de la carrera soñada, esa que brinca de los cinco minutos, que las hay. En la imagen, el maestro se prepara antes de su regreso a los ruedos en Zamora.