A. Saavedra

Los vecinos de Cernadilla vivieron ayer sus fiestas más importantes, en honor de la Virgen de las Candelas, con una misa oficiada en el templo y una paellada para 150 personas a la que asistió todo el pueblo e incluso vecinos de los otros pueblos de la zona. A las doce y media de la mañana salió del templo la procesión con la imagen de la patrona, engalanada en blanco y oro.

El cortejo, en un día frío pero generosamente soleado, recorrió las calles céntricas del pueblo adornado con las voces del coro y las velas encendidas en honor de la virgen. La fiesta reunió a los Diputados provinciales, Aurelio Tomás y Ángel Prada; y los alcaldes y concejales de Palacios, Porto, Mombuey, Castroverde de Campos, además de la corporación de Cernadilla, con su alcalde Herminio Aparicio.

En una ceremonia sencilla y entrañable, con especial significación para las personas que viven prácticamente todo el año, el párroco Manuel Benavides recordó el significado de la Las Candelas, que rememoran la presentación del Niño en el templo y la purificación de la Virgen como mandaba la Ley de Israel.

El encuentro reunió a más de un centenar de personas del pueblo que pudieron compartir una paella elaborada para la ocasión, acompañada de carne, frutas y dulces. Tradicionalmente, el Ayuntamiento de Cernadilla, reúne a todos los vecinos para disfrutar este día de fiesta en comunidad. Siguiendo el refrán en Cernadilla la mitad del invierno está por pasar.

Todos los vecinos del pueblo, la mayoría jubilados, se unieron a la celebración y fueron los que llevaron las andas de la Virgen, los estandartes, la cruz parroquial.

Los vecinos afirman que debido al escaso número de personas, tres vecinas del pueblo fueron las encargadas de preparar a la Virgen. El ambiente festivo estuvo marcado por la alegría y una fraternidad ejemplar. El pueblo y el Ayuntamiento, además, tienen la buena costumbre de invitar a participar a los empresarios y promotores que incentivan la vida del pueblo.